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MEMORIAL ARTILLERIA DICIEMBRE 2017

Firma de la cesión del sable de Loygorri a la Academia de Artillería por parte de su familia 53 Entrega del Sable de Loygorri a la Academia Cuerpos de Ejército se han formado, la Ar-tillería se ha hallado de nivel con lo que pudiera esperarse de las más acreditadas de Europa; y los individuos de esta arma han dado ejemplo en todas ocasiones de la más exacta disciplina, inalterable subordi-nación, y una admirable conformidad de sentimientos con la masa de la Nación, ha-ciendo siempre alarde de ser fieles al Rey, y celosos defensores de la Patria." En contadas ocasiones muestra sus senti-mientos, su categoría humana, lo mucho que le apenaba la separación de su familia en los años de campañas y otras vicisitudes. Lo indi-ca en el tiempo de prisión en Lisboa: sufrien-do el atroz aprisionamiento que los franceses hicieron de nuestras tropas. El comprensible sufrimiento del Coronel Loygorri, aislado de su recién formada familia, de su joven esposa embarazada y de su hijo Ángel de 2 años. Se había casado cinco años antes en Sevilla con Manuela García (de Tejada) y Molviedro de 18 años, huérfana y de noble familia. O en los lar-gos años de la guerra con la amargura añadida de saber que su familia, en poder de los enemi-gos, era maltratada por lo que él representaba. En 1814, restituido el Rey a Madrid y entera-do de los eminentes servicios que había presta-do en defensa de la patria, le concedió en 30 de mayo de 1815, el empleo de Teniente General. Tras dejar la Dirección General de Artille-ría, sufrió el agravamiento de su dolencia de afección al pecho, si bien además, otras si-tuaciones le afectaron profundamente, como cierta ingratitud; su respuesta, en el último tercio de su vida llena de modestia, respeto y lealtad ejemplar hasta el final, engrandece aun más su talla de personaje histórico. Otros acontecimientos como la disolución del Cuerpo de Atiillería, a quien tanto había contribuido a engrandecer desde su ingreso en el mismo, y la disolución del Colegio de Se-govia, que con sus cuidados y celo elevó a un punto de prestigio extraordinario, influyeron en su quebrantada salud. Al año y medio de dejar la Dirección Gene-ral de Artillería, a los 64 años de edad, falleció en Madrid el 30 de enero 1824; con la grati-tud unánime de los cuadros de Artillería que habían servido a sus órdenes en campaña y bajo su dirección cercana. Loygorri es el ejemplo a seguir, es el para-digma del valor, de la iniciativa, del sacrificio, desempeñando el Mando con singular acier-to, cuanto mayores y más exigentes responsa-bilidades le fueron asignadas, mayores fueron sus éxitos; en cierto modo difuminados por la voluntaria sumisión al espíritu de Cuerpo, compartiendo los mismos, con una tácita re-nuncia al mérito personal, con la modestia y humildad de los grandes soldados que siempre tratan de ser lo más y de aparentar lo menos. Como decía al principio de esta glosa es un ejemplo para todos, de compromiso, coheren-cia, sacrificio y lealtad con España y dedica-ción plena a la Artillería.


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