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ARMAS Y CUERPOS 137

tropicales de los Andes han sufrido un fuerte retroceso, e incluso desaparición. Los glaciares de las cumbres del Kilimanjaro han cambiado de aspecto, perdiendo espesor en algunas zonas y ganando extensión en otras, mostrando un dinamismo habitual en este tipo de masas de hielo. Queda el descenso, largo, muy largo pues es imposible volver a dormir en el refugio de Kibo, por lo que es necesario bajar hasta Horombo, lo que supone una pérdida de altura de unos 2.200 m desde la cumbre. En este descenso los síntomas de la altura se van borrando progresivamente, el dolor de cabeza suele desaparecer. Poco a poco la alegría se impone al efecto de la altura y del cansancio. El Kilimanjaro existe y sus nieves también. Senencios en las proximidades del refugio de Horombo. Glaciares en el borde exterior del cráter principal. Todas las fotos del artículo, son del autor. 88 Armas y Cuerpos Nº 137 ISSN 2445-0359


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