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MEMORIAL ARTILLERIA 174-1

Historia 111 Dos cañones y tres cabezas de león Escudo actual de Santa Cruz de Tenerife para poder batir de enfilada la citada playa, que distaba de sus piezas tan solo un cen-tenar de metros. Obtenida la autorización, emplazó allí un cañón que la tradición asegu-ra que fue uno de bronce fa-bricado en Sevilla, El Tigre, y que hoy es uno de los iconos de Santa Cruz de Tenerife.7 Cuando la lancha en que viajaba Nelson, una de las primeras, llegaba a la playa y el contralmirante se incor-poraba para saltar a tierra, un disparo de metralla de El Tigre barría la orilla, al-canzando a varios hombres, entre ellos Nelson que recibía una grave herida por encima del codo derecho. Evacuado de inmediato a su buque in-signia, el Theseus, el ciruja-no de a bordo le amputaba el brazo bastante cerca del hombro. Proseguía el furioso fuego artillero y el cúter Fox, carga-do de hombres, municiones y material, era alcanzado por una bala de cañón, hundién-dose rápidamente y llevándo-se al fondo de la bahía a 97 hombres, incluido su propio capitán. Pese a los reveses unos centenares de ingleses, lo-graron desembarcar por dos puntos e internarse en la po-blación, pero allí fueron per-seguidos por los infantes del Batallón de Canarias y los milicianos, que los acorrala-ron en un convento. (7) También el Coronel Tous Meliá ha pu-blicado un interesante trabajo sobre esta pieza, El Tigre, un cañón de a 16. Historia y leyenda, Tenerife 1999. Puede leerse en el siguiente enlace: h t t p s : / / b o o k s . g o o g l e . e s / books?id=MxIctJJ-iPsC&printsec=frontco ver&dq=%22Juan+Tous+Meli%C3%A1% 22&cd=9&hl=es#v=onepage&q&f=false ... -con singular recuerdo entre estos al Hércules y a El Tigre- fueron fundamen-tales en la misión de con-servar Tenerife, y con ella Canarias, para España. Cuando amanecía, otra oleada de 19 barcas se acer-caba con refuerzos a la cos-ta, pero la batería del muelle (cuyos cañones habían sido clavados por los ingleses en los primeros momentos, pero puestos de nuevo en fun-cionamiento por el teniente Grandi y unos pocos arti-lleros) y la de San Cristóbal hundieron tres e hicieron dar media vuelta a las restantes, con bastantes heridos de me-tralla a bordo. No le quedó más remedio a los ingleses que capitu-lar, prometiendo, además, no volver a atacar las Ca-narias. Nelson agradecerá a Gutiérrez el comportamiento de los tinerfeños con heri-dos y prisioneros, y nuestro General le consolará en su


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