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T R O P A S D E M O N T A Ñ A Y en este intenso adiestramiento los españoles van demos-trando día a día al resto de unidades su elevada preparación. Pero el aprendizaje es continuo, especialmente gracias a la experiencia de otros ejércitos bien curtidos en el combate en frío y nieve como son Canadá y Letonia. Los canadienses, mu-chos de los cuales saben lo que es realizar ejercicios por debajo de los -45ºC, organizaron unas jornadas específicas llamadas “Winter Training” en las que durante cinco días impartían sus conocimientos sobre combate en frío extremo a las unidades del resto de países. También los letones organizaron actividades similares, todas ellas duras y exigentes, entre las que destacaron unas prácti-cas de rescate de “hombre al agua” (agua bajo una gruesa capa de hielo) o unas jornadas de vida y movimiento. Pero también España aportó lo suyo, pues varios cuadros de mando españo-les diplomados en Montaña lideraron unas jornadas de super-vivencia también impartidas al resto de países. 30 / / Revista Tropas de Montaña Y fueron pasando los días y los tan esperados 30º C bajo cero no llegaban. Por el contrario, las temperaturas fueron siendo cada vez más elevadas, llegando a mediados de febrero a osci-lar entre los 5ºC y los -5ºC, nada que en España no se hubiera experimentado ya. Sin embargo, las sorpresas no cesan, pues el frío deja paso a un enemigo aún peor: el hielo. Durante va-rias semanas, las carreteras, las aceras, los caminos, los apar-camientos y todo tipo de superficies, se mantuvieron heladas, y el peligro de caída al correr o caminar (que fueron muy nu-merosas) no era comparable al peligro de conducir. Y es que no solo los vehículos rueda eran especialmente vulnerables al peligro de deslizamiento, también las cadenas lo fueron. ¡Es espectacular ver derrapar sobre el hielo un carro de combate Leopardo de más de 60 toneladas! Afortunadamente, la exce-lente preparación de jefes de vehículo y de conductores, per-mitieron que no hubiera ningún percance relacionado con el hielo. El equipo con el que se contó, resultó muy adecuado para com-batir el frío extremo, especialmente el chaquetón, el pantalón y el gorro. Sin embargo tanto el chaquetón como el pantalón resultaron ser demasiado frágiles, y fueron numerosas las ro-turas y desgarros fruto del trabajo y de la instrucción constan-tes. Bien es cierto que las botas empleadas podrían mejorarse, de hecho se propuso la posibilidad de estudiar el diseño de unas botas con la horma más ancha y con algunas mejoras en sus remaches. Resultó evidente la importancia del buen uso de las polainas para evitar la entrada de nieve en las botas. Tam-bién resultaron útiles las suelas antideslizantes para caminar sobre el hielo, aunque podrían ser mejoradas para evitar que se suelten de la bota.


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