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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 128

Señor Dña. María Dolores Sorela, legítima mujer que fue del difunto comisario de guerra graduado de Marina don Celestino Rebollo a los R. P. de V.M. hace presente que habiéndose dignado acceder a su solicitud, mandado al intendente general de Marina concedido por Real Orden de 17 de noviembre del año anterior a su hijo don Celestino Rebollo se le admita de meritorio del Cuerpo de Ministerio, cuando se haga el arrreglo de esta clase, quedaría sin efecto la gracia del año que para la edad competente a su admisión le faltaba y V.M. tuvo a bien dispensarle, si demorándose de día en día dicho arreglo además de los seis meses transcurridos, no tuviese antes efecto su ingreso, y como V.M. al determinar en favor de la promovente se servirá tener en consideración los recomendables y nada comunes servicios de su difunto marido, así, también la justificada idoneidad y aptitud de su hijo. Suplica a V.M. encarecida y sumisamente que así en alivio de las necesidades que padece, como en consideración de su Real clemencia, se digne resolver que al referido su hijo don Celestino Rebollo se le admita desde luego de meritorio del Cuerpo del Ministerio del Departamento de Cádiz en lo cual no cabe perjuicio. San Fernando de marzo de 1830. Señor A L.R.P. de V.M. Señor Doña María Dolores Sorela, legítima mujer que fue del difunto comisario de guerra, graduado de Marina don Celestino Rebollo a los reales pies de vuestra majestad, con la más alta consideración expone los servicios que, por más de 33 años rindió su expresado marido en el Cuerpo del Ministerio, señalándose entre ellos por distinguidos los que hizo siendo contralor interventor del Hospital Militar, de la Segunda Aguada de Cádiz en la epidemia de 1800, en la habilitación de otro provisional en el puente de Zuazo de esta Isla, con motivo de lo ocurrido en 1804; y en el Ministerio de la escuadra y fuerzas sutiles de aquel puerto durante el tiempo de su ejercicio. Si bien en el uno de estos destinos resalta su actividad y celo incansable en favor la humanidad doliente, en el otro se presenta singular y sin ejemplo en su clase, por los considerables suministros de víveres y efectos navales que, bajo su única garantía y responsabilidad, se facilitaron al fiado en la plaza de Cádiz para socorro y urgentes atenciones del departamento, arsenal y buques armados, en la lamentable época en que se hallaba exhausta la hacienda y consiguientemente sin numerario la tesorería. Los jefes de los Cuerpos de Guerra y Ministerio pueden hablar de sus apuros en aquellos días y de los vigorosos esfuerzos que hizo Rebollo para redimirlos, hasta tocar el extremo de balancear su opinión y comprometer sus intereses particulares y los de su Año 2015 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 125


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