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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 128

La primera fase correspondió al último trimestre de 1868, de octubre a diciembre, y se caracterizó por las acciones sorpresa de los insurgentes, con las que consiguieron dominar todo el campo de la entonces provincia de Puerto Príncipe (actual de Cienfuegos) e incluso ocupar algunas poblaciones del valle del Cauto, mientras que el Ejército español, en esos momentos al mando del capitán general Francisco Lersundi Ormaechea, continuó controlando el resto de la isla, junto con todas las grandes poblaciones y las capitales de provincia. La segunda fase, que se extendió a lo largo de los tres años siguientes (1869-1871), se correspondió con una fuerte reacción del Ejército español. Fue la denominada contraofensiva del general Valmaseda, segundo mando militar en la isla durante la primera fase, que obligó a los insurgentes a MANUEL ROLANDI SÁNCHEZ-SOLIS jefe de escuadra joaquín Gutiérrez de Rubalcaba, comandante general del apostadero de La Habana en 1860. replegarse y a mantenerse a la defensiva en las zonas de Las Villas, Camagüey y la provincia de Oriente. La estrategia del Ejército español en la isla —al mando de dos capitanes generales sucesivos, Antonio Caballero de Rodas y Blas de Villate de Lahera (conde de Valmaseda), que en enero de 1869 mandaban 16.400 hombres pertenecientes al ejército regular y 35.300 procedentes de las fuerzas voluntarias militarizadas, los conocidos como «voluntarios»— consistió en fraccionar las fuerzas insurgentes y diseminarlas por todo el territorio insular, con objeto de proteger las pequeñas poblaciones y la producción agrícola, utilizando para ello una eficaz táctica de contraguerrillas. La tercera fase se desarrolló durante el bienio 1872-1873 y se caracterizó por una nueva ofensiva de los insurgentes cubanos, quienes consiguieron organizar sus fuerzas en pequeñas columnas móviles de entre 100 y 300 hombres y, con ellas, atacar e incluso destruir algunas guarniciones españolas de las provincias de Camagüey y Oriente. Tras ello iniciaron la «Invasión de las Villas» (2). Se trató de una etapa de equilibrio militar en la que los españoles —al mando, sucesivamente, de cinco capitanes generales: Blas de Villate de Lahera (conde de Valmaseda), Francisco Ceballos Vargas, Cándido (2) Esta campaña fue dirigida por el general de origen dominicano Máximo Gómez, un antiguo suboficial del Ejército español, cuyas filas pasó a engrosar tras la anexión de la República Dominicana a España en 1861. La isla permanecería bajo soberanía española hasta 1865. 24 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 128


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