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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 128

RAFAL REICHERT navío particular San Nicolás de Bari, propiedad de la Casa de Urtariz. Asimismo, se aceptó que los caudales y mercancías fuesen depositados en ambos buques (11), de manera que el 23 de septiembre se comenzaron a cargar en los navíos pertrechos, víveres, mercancías y remesas, operación que no concluiría hasta el 20 de noviembre. Al cerrar el registro, el Castilla llevaba: — 2.391.988 pesos y 6 reales en plata acuñada para España, — 6.848 pesos y 4,5 reales en plata acuñada para La Habana, — 30.018 pesos en oro acuñado para España, — 19 cajones de plata labrada para España, — 885 zurrones y tercios de grana fina para España, — 100 zurrones de cacao para el rey, — 5 cajones de vainilla (uno de ellos para el rey), — 1 baúl y 6 cajones de instrumentos astronómicos para la Real Academia de París, — 5.849 planchas de cobre para el rey. Por otra parte, en el San Nicolás de Bari se embarcaron: — más de 1,3 millones de pesos en plata acuñada, — 5.500 de oro acuñado, — un poco de plata y oro labrados, — más de 2.600 zurrones de grana, — 2.848 pesos y 4,5 reales para La Habana (12). Al parecer, los buques estaban preparados para partir hacia la metrópoli, cuando el 23 de noviembre Bernardo de Amat (el capitán de la maestranza del puerto de Veracruz) informó de que había problemas con el velamen del Castilla, ya que las lonas del trinquete y la gavia se encontraban muy maltratadas; además, señaló que al buque le faltaban el foque y un ancla, pues solo llevaba dos a bordo, y que varios cabos y cables adolecían de un grave desgaste. Por último, el funcionario observó que la balandra de resguardo Belona no se encontraba pertrechada con sus lonas del velamen (13). Así las cosas, se optó por suspender la partida de la escuadra hasta que se solventaran estas carencias. En la noche del 30 de noviembre, mientras se hacían los arreglos, cayó sobre el puerto de Veracruz un fortísimo norte que hizo varar varias embarcaciones amarradas a las argollas del castillo de San juan de Ulúa. Entre ellas se hallaba el Castilla, que siendo la primera en perder sus cuatro estachas, enseguida fue arrastrada al arrecife de los Hornos, donde naufragó. El teniente de navío juan Félix de Tejada, quien se encontraba a bordo del buque cuando sucedieron los hechos, describió así el accidente: (11) AGN, Marina, vol. 31, ff. 312r-314v. (12) Ibídem, vol. 33, ff. 51 y 52. (13) Ibídem, ff. 72r-73r. 82 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 128


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