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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 128

RAFAL REICHERT Se estimó que, para arreglar y adaptar los navíos que hiciesen la travesía a La Habana, se necesitaban 800 pesos de a ocho reales, que se acordó pagar de acuerdo con el siguiente reparto: un tercio por parte de la Real Hacienda, y los restantes, por parte de la junta de Comerciantes de Veracruz y de avería. En el caso del Begoña, se mandó habilitar espacios para la gente de guerra, hacer un cuarto con llave para depositar la plata, ampliar camarotes e instalar un nuevo fogón. En cuanto al San Nicolás de Bari, se recomendó reforzar el piso para las piezas de artillería pesada, así como aumentar los espacios para la tropa (24). Mientras se intentaba llegar a un acuerdo sobre la remodelación de los barcos, hubo que decidir sobre la marcha cómo abonar el servicio a los pescadores que estaban descargando y trasladando el cargamento, tanto del Castilla como del San Nicolás de Bari, y dónde almacenar la mercancía descargada, que por falta de espacio en los almacenes reales estaban saturando el muelle del puerto. De inmediato, la junta de Comerciantes se comprometió a pagar por el servicio prestado a los barcos pesqueros. Por su parte, el gobernador de Veracruz, para almacenar los bienes recuperados, alquiló la bodega de la Casa de Arteaga, cuyo arriendo se pagó por cuenta del Real Erario y de la avería (25). Finalmente, en el informe que el marqués de Casinas, el gobernador y los oficiales reales de Veracruz presentaron el 18 de diciembre se aceptó que los navíos Begoña y San Nicolás de Bari salieran hacia La Habana para hacer el traslado de caudales y cargamentos. Además, en el mismo documento oficial se propuso la dotación de artillería para el Begoña, de 32 cañones, y el San Nicolás de Bari, de veinte. En el caso de este último buque, con lo recuperado del Castilla también se aumentaron sus provisiones de armamento y pólvora. Al terminar el informe, las autoridades señalaron lo aconsejable de que los barcos zarpasen en febrero de 1772 (26). Cabe señalar que, al mismo tiempo que se realizaban el rescate de bienes y los preparativos para nuevo viaje, se mandaron a La Habana correos de aviso sobre el accidente del Castilla y una orden del virrey Bucareli para que las autoridades del puerto cubano enviaran algunos barcos de guerra a auxiliar al puerto de Veracruz, que se había quedado sin fuerzas navales. El 27 de diciembre, el intendente de Marina y el comandante de escuadra de La Habana comunicaron que se habían enviado tres fragatas de guerra para socorrer al puerto novohispano. Casi un mes después, a finales de enero de 1772, las fragatas Juno, Perla y Dorada llegaban a Veracruz. Esta última se destinó inmediatamente al servicio de resguardo para el Begoña y el San Nicolás de Bari en su travesía a La Habana. Las dos restantes se quedaron en San juan de Ulúa, donde fueron asignadas para llevar situados a las plazas militares de las islas caribeñas (27). Finalmente, el 4 de marzo de 1772, tres meses después de la fecha prevista, arribaron al puerto de La Habana los buques Begoña, San Nicolás y Dora- (24) Ibídem. (25) Ibídem. (26) Ibídem. (27) AGN, Correspondencia de Diversas Autoridades, vol. 23, ff. 12-16. 86 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 128


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