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EJERCITO DE TIERRA JULIO AGOSTO 2016

La nao Victoria REVISTA EJÉRCITO • N. 904 JULIO/AGOSTO • 2016  105  SECCIONES FIJAS gestas más importantes de la historia universal: la primera circunnavegación alrededor del mundo. Después de cruzar el Atlántico y atravesar el que bautizaron como «estrecho de Todos los Santos» (hoy estrecho de Magallanes), se adentraron en el Pacífico transcurriendo cerca de tres meses sin tocar tierra firme. El hambre y las enfermedades hicieron mella entre los marineros, quienes, tras muchas vicisitudes, lograron llegar a la isla de Cebú, en el archipiélago de Filipinas, donde fueron recibidos por los nativos. El cronista del viaje, Antonio Pigafetta, nos ha dejado un relato de todo lo acontecido. El 15 de abril de 1521 fondearon cerca de la isla. Magallanes ordenó que se dispararan las bombardas, lo que aterrorizó a los indígenas. Ya desembarcados, los enviados del ilustre marino fueron recibidos por el rey de los nativos. Gracias a un esclavo de Magallanes, capturado en una parada anterior y al que llamaron Enrique, la embajada pudo entenderse con los pobladores filipinos. El rey dijo al representante de Magallanes que por bajar a tierra tendría que pagar tributos. El intérprete le respondió que «su señor, como capitán de un gran rey, no pagaba tributo a rey alguno del orbe y que si quería paz tendría paz, pero que si quería guerra, tendría guerra». Consultados sus notables, el rey aceptó la presencia española en la isla y entrevistarse con Magallanes. Este, durante el tiempo que trataron con los habitantes de Cebú, consiguió que el propio rey y muchos de sus súbditos aceptaran el cristianismo. Los días pasaron de forma apacible y las relaciones entre los expedicionarios y sus nuevos amigos se fueron estrechando cada vez más. Muchos jefes y reyezuelos de islas menores aceptaron también el cristianismo y el vasallaje que proponía Magallanes, hasta que el 26 de abril, Zula, señor de la isla de Mactán, separada de Cebú por un estrecho canal, envió a uno de sus hijos con dos cabras como presente para el portugués, diciéndole que hubiera querido entregar todo el tributo que se le pedía pero que el otro notable de la isla, Lapulapu, se negaba a obedecer al rey de España y no había pagado la parte que le correspondía. Tamaño desdén no podía quedar sin castigo y aquella misma noche Magallanes, con 60 hombres distribuidos en tres chalupas, navegó hacía Mactán. Le acompañaban también el rey de Cebú y cientos de sus guerreros. El capitán portugués le pidió que se mantuviera al margen y que observara pelear a sus soldados. Al llegar al islote, los


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