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REVISTA GENERAL DE MARINA JULIO 2016

TEMAS PROFESIONALES Efectivamente, aunque sus FF. AA. adoptaron los principios establecidos por la Joint Vision 2010, articularon de forma distinta la RMA porque primaron lo específico sobre lo conjunto, la amoldaron a sus visiones de futuro particulares y la emplearon como arma política en las implacables luchas internas por los recursos y el poder. En 1997, un año después de institucionalizar militarmente la revolución, la clase política hizo lo mismo con la presentación de la primera Revisión Cuatrienal de la Defensa (QDR). Aunque en los años anteriores el Pentágono ya había presentado varios informes que aceptaban este fenómeno —caso de la Iniciativa del Departamento de Defensa para la RMA de 1993 o los Informes Anuales de Defensa de 1995 y 1996— y había promocionado diversas iniciativas orientadas a alcanzarla, fue este informe el que consolidó la revolución al articular conceptualmente estas ideas, apadrinar los pilares de la misma detallados por la élite militar y sentar las bases de la transformación. Este documento —eje de la política de defensa del país para la legislatura 1996-2000— sostenía que la explotación de la RMA era uno de los hitos básicos para enfrentarse satisfactoriamente a los retos futuros. Y para ello, el Pentágono propuso aprovechar la aparente estabilidad que estaba viviendo el mundo para desarrollar y adquirir las capacidades revolucionarias, acomodar la arquitectura defensiva del país para combatir las nuevas amenazas y modernizar los sistemas heredados de la Guerra Fría (medios mecanizados, aviones de combate o plataformas navales) con las tecnologías propias de la RMA para mantener fuerzas suficientes como para luchar en cualquier conflicto que pudiera surgir mientras se organizaban las FF. AA. del siglo XXI. Este proceso, encaminado a lograr la revolución y preparar la arquitectura de defensa para los riesgos y amenazas que podrían materializarse en las primeras décadas del nuevo siglo, recibió el nombre de Transformación. Sin embargo, la baja dotación presupuestaria para la obtención de nuevas capacidades (el objetivo de gasto propuesto por esta revisión nunca se alcanzó) y la participación de sus FF. AA. en operaciones de apoyo a la paz y gestión de crisis (que, ante la negativa de un legislativo controlado por los republicanos a asignar partidas extraordinarias para financiar estas labores, tuvieron que sufragarse con los fondos destinados a la modernización de material y al adiestramiento de unidades) paralizaron la transformación. Finalmente, en 2001 se produjo tanto la consolidación definitiva de la RMA como su rápido ocaso y posterior sustitución por la Transformación como eje del proceso de planeamiento de la defensa estadounidense y foco del debate internacional en asuntos estratégicos. Y es que la llegada de George W. Bush a la Casa Blanca y el nombramiento de Donald H. Rumsfeld como secretario de Defensa dieron el impulso final y definitivo a la RMA. Fascinados por esta idea, que prometía inaugurar un nuevo estilo bélico más limpio y eficaz, dilatar la brecha tecnológica existente entre Estados Unidos y sus potenciales competidores, resolver los interrogantes estratégicos que 98 Julio


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