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Boina Negra 285

HIISTORIIA PARACAIIDIISTA UUNNAA H HISISTTOORRIAIA D DEE “ PARACAS” Vista panorámica del destacamento de Dračevo Un “paraca” de la 13.ª Cía. Al fondo de la barra, sentado y con los codos apoyados sobre el mostrador un hombre de unos cincuenta años devoraba un bocadillo acompañándolo con una cerveza. Su aspecto no era el de un jefe. Ni siquiera el de un ejecutivo. Cualquiera habría dicho que se dedicaba al mundo del transporte. Y no nos confundimos. Aquel hombre se llamaba Darko y era camionero. Cuando nos acercamos a presentarnos y agradecerle tal gesto, Darko nos explicó en un castellano casi perfecto que nos había reconocido por las hombreras negras y el rokiski en el pecho. Éramos los paracaidistas que irrumpieron en su Dračevo natal a finales de 1993, en plena Guerra Civil de Yugoslavia, y salvamos la vida tanto de él como de sus familiares. Después de hablar y recordar vivencias pasadas unos minutos más e intentar pagarle su almuerzo, a lo que se negó en rotundo, nos despedimos de él con un: - ¿Hay algo que podamos hacer por usted? - Ya habéis hecho bastante. Llevo veinte años buscándoos y por fin os he encontrado. Necesitaba contaros esto. Deciros que vuestra labor allí fue encomiable. Gracias, gracias y gracias. –y se le llenaron los ojos de lágrimas. Volvimos a darle la mano y a abrazarle antes de marcharnos definitivamente. El resto del camino hasta llegar a Murcia se hizo más ameno que nunca. Salimos de aquel bar de carretera con el pecho henchido. Lanzamos sin novedad a nuestros compañeros de Armas y nos volvimos al día siguiente a Paracuellos con la satisfacción del deber cumplido. 57 ¿Cuántas veces nos hemos preguntado al finalizar una misión de mantenimiento o imposición de la Paz si nuestro trabajo allí ha merecido la pena? Innumerables. La pérdida de vidas humanas, el derroche de recursos en medios materiales, el tiempo “gastado” en la reconstrucción de un país devastado y asolado por la guerra… ¿Les habrá cambiado la vida a aquellos a los que fuimos a socorrer? ¿Serán capaces algún día de reconocérnoslo? Pocos relatos como el que a continuación vamos a escuchar muestran los efectos prácticos y vitales de un despliegue de tropas paracaidistas españolas en una misión en el extranjero. El año, no estoy muy seguro 2010 o 2011. ¡Qué más da! Vayamos al hecho en sí. Miembros de la Compañía de Lanzamiento (antiguo Grupo de Lanzamiento) se dirigían a Javalí Nuevo a prestar un servicio a la BPAC III El convoy de vehículos decidió hacer un alto técnico en una vía de servicio de la A-3 para satisfacer las necesidades fisiológicas, estirar las piernas, cumplir con la normativa del tacógrafo y tomar un “cafetito”. - Veinte minutos, no más. Que el tiempo apremia, dijo a las tripulaciones el Jefe. Pasados poco más de esos veinte minutos pactados, los diferentes grupos de “paracas” se dispusieron a pagar lo consumido. La respuesta fue siempre la misma. - Están invitados. Están invitados. Están invitados. – el camarero cada vez sonreía más y repetía las palabras con más solemnidad– Les ha invitado aquel señor del fondo.


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