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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL JUNIO 2016

Segunda fase de la guerra 50  REVISTA EJÉRCITO • N. 903 JUNIO • 2016 Tras la batalla de Argel, genialmente recreada por el cineasta italiano Gillo Pontecorvo en su película homónima, empezó una nueva fase de la guerra en la que se vio cómo esta se enquistaba con los maquis refugiados en las montañas del Aurés y la Kabilia, a pesar de las sucesivas operaciones del ejército francés. Las tropas coloniales llegaron a usar el napalm, aunque con escaso éxito, en la represión de la guerrilla. El mantenimiento logístico de las unidades del Frente de Liberación Nacional se debía en gran medida al flujo incesante de hombres y armas desde el exterior. A fin de frenar el contrabando de armamento y estrangular al maquis, se puso en marcha la construcción de la «línea Morice», llamada así por el nombre del ministro que tuvo la idea y la puso en marcha. Dicha línea se construyó a finales de 1957 a lo largo de las fronteras y consistía en una doble línea de alambradas electrificadas, además de sembrar varios millones de minas antipersonal. De hecho, en la actualidad se calcula que aún pueden quedar unos dos millones de minas por levantar, y no son infrecuentes los incidentes de personas que tropiezan con dichos artefactos. La línea Morice se reveló eficaz en cuanto a detener el flujo de hombres y armas desde el exterior, aunque el Frente de Liberación Nacional supo organizarse para aguantar, pues ya se adivinaba la intervención de la ONU y una internacionalización del conflicto que, lógicamente, favorecía la causa anticolonialista. Por otra parte, el Frente de Liberación Nacional intentó abrir un nuevo frente en el territorio metropolitano francés, con una serie de atentados que tuvieron lugar simultáneamente en diversos puntos de Francia la noche del 25 al 26 de agosto de 1958. Todo lo anteriormente relatado, junto con un gobierno débil y amplios segmentos de la sociedad francesa enfrentados, llevaba a Francia a un punto cercano al enfrentamiento civil. El 13 de mayo de 1958 el general Salan, junto a los generales Jacques Massu y Edmond Jouhaud, proclamó la formación de un Comité de Salud Pública afirmando que tomaban provisionalmente en sus manos los destinos de la Argelia francesa. Ante tal estado de cosas, el presidente de la República, Mr. René Coty, llamó al general de Gaulle y lo dotó de plenos poderes, lo que le permitió terminar con la extenuada IV República y dar paso a la nueva V República. Nada más conocerse la noticia, el 28 de mayo, europeos y argelinos saludaron la llegada al poder del general en la creencia de que sería el valedor de sus intereses, tanto de unos como de otros. EL PRINCIPIO DEL FIN Con fecha 1 de junio de 1958, el general de Gaulle asumió plenos poderes ante las duras protestas de la izquierda francesa, que identificaba la toma del poder del general como un golpe de Estado, e inmediatamente se presentó (el 4 del mismo mes) en Argel y dio el discurso en el que pronunció su famosa frase Je vous ai compris (Os he comprendido), fuente de malentendidos, pues cada uno lo asumió según sus intereses. Poco después, en la ciudad de Mostagenem dio un «Viva Argelia francesa», aunque esa fue la última vez que pronunció tal frase. De Gaulle había comprendido lo insostenible de la situación. Supo ver que el tiempo del colonialismo tocaba a su fin y que habría que buscar soluciones de futuro. El movimiento de independencia argelino, por su parte, tampoco había estado perdiendo El general de Gaulle en 1961


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