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LA LEGION 535

>> Historia ocultaron los carneros como pudieron, ya bajo el capote, o metidos en sacos; después resultó que tales ganados eran propiedad de uno de regulares de la Columna, quien naturalmente procuró la devolución de su capital; consiguió la mayor parte, pero no pudo impedir que desaparecieran como una docena de corderitos, y cuatro o cinco carneros; hicieron su entrega y sumisión los moros y las moras, que fueron enviados a Melilla a las Oficinas de Asuntos Indígenas. Después de este cómico incidente prosiguió el avance sin la menor resistencia. Como una circunstancia digna de notarse en este día, citaré el hecho, de haber cenado por la noche un corderito razziado por el asistente, y comido en la tienda sin pan, sin agua, y sin vino: cosas de campaña. Día 8. Comenzó el día con una brillante diana interpretada por la banda del Ceriñola; a las 11 hubo misa solemne, oída por todas las fuerzas de Infantería; a continuación un brillante desfile, ante el General, y luego, el Tercio comenzó a desarrollar su programa de festejos: corridas pedestres, juegos de escamoteo, murgas originales, rondallas, juego de circo, en columpio y alambre, boxeo, lucha grecorromana etc. etc; nada faltó para anunciar el día que se hizo muy corto; la noche se pasó en república, divertidamente, cantando y bailando, sin salir del orden. Día 22. Verificar una caminata de más de 20 kilómetros de ida; no solamente pasamos el Kert, sino que avanzamos cerca de 2 kilómetros en dirección perpendicular al río, para después seguir la paralela hasta llegar a Tikermin; pronto se oyeron algunos disparos, y a las 10 estaba ya generalizado el fuego, entre moros amigos y enemigos, estábamos tranquilamente con el médico y el practicante y nos avisan que en una guerrilla acaba de caer muerto un teniente; sin acordarme del peligro, emprendo rápida marcha a la avanzada, en medio de una lluvia de balas que me buscaban como objetivo: me veo perplejo ante la vista de tres camillas; una por la derecha y dos por la izquierda, distantes entre sí, como un kilometro, y por fin me decido por las de la izquierda, por donde me pareció bajaban el muerto; atravesé dos barrancadas, completamente enfiladas por el fuego enemigo, y el dedo de Dios me protegió, llegando indemne al lugar de la primera camilla, donde yacía casi muerto el Teniente Virgilio, herido en el pecho; le confesé y administré, y me dirigí a la guerrilla, para ver si eran necesarios mis auxilios; cuando ví que por el momento no había tal necesidad, me quise poner en dirección de la otra guerrilla, donde ciertamente estaría el Teniente Infantes, que antes me habían anunciado como muerto; el Teniente Olavide, se opuso oportunamente a mi propósito, y me convencieron sus razones, puesto que los heridos de la guerrilla derecha los llevaban a la posición donde había dos Capellanes, y los de la izquierda no tenían ninguno, y si a mí por marcharme, me sucedía cualquier percance, se quedarían abandonados; permanecí, pues en la guerrilla, fumando unos cigarrillos, y curando a varios heridos, ninguno grave por fortuna; yo me retiré delante con el médico, y cuando tranquilamente íbamos conversando y comentando, me dí el mayor susto, o mejor, el único susto de todo el día; una granada enemiga se dejó oír cerca de nosotros y yo queriendo evitarla y creyéndome dirigirme en sentido contrario, fui precisamente en su busca pues vino a caer a algo más de tres metros de mí ¡gracias a que no explotó! de todas maneras, no me está mal decir que me quedé más blanco que una sábana de nieve; luego en la parte superior de la colina, cuando quería descansar, una bala dio a dos dedos del talón de mi pie izquierdo, y gracias a haber tropezado en una piedrezuela, cambió de posición; luego, senteme recostado a una matiza, y a los pocos momentos, una segunda bala, vino a morir en la mata que me servía de respaldo; todo eran avisos para la tercera, que felizmente no llego. Día 24. Una banda de Música amenizó por la tarde el campamento, trayendo a los soldados juntamente con la natural alegría de lo inspirado, la nostalgia de los recuerdos de mejores Navidades pasadas al calor de la familia. Día 25. ¿Para qué han traído la música?- Preguntaba un legionario a otro; y tenía razón de sobra al hacerle esa inoportuna pregunta; la Banda del Guadalajara se contentó con unas piezas en la tarde anterior y suprimió la Diana de este día; sin duda o los instrumentos estaban resfriados, o los músicos tenían calentura; hasta la Misa no hicieron su aparición, y por la tarde se contentaron con hacer vibrar el aire con unos cuantos resoplidos; en el Campamento no se veía animación, estaba como muerto, no eran Navidades más que oficialmente; ni rondallas, ni juegos, ni comparsas, ni nada. ENERO Día 7. Por la mañana se dió la orden de levantar el campamento para estar a las 12 en orden de marcha y en dirección a Monte Arruit, a donde llegó la Columna a las 6 de la tarde; allí pudimos presenciar de nuevo los lugares trágicos de la heroica Columna Navarro, y visitar las dos tumbas que guardaban los restos de 3.000 soldados; de nuevo paso por nuestra mente la macabra escena del día 24 de octubre del 21, cuando se recuperó la posición que se halla 54 535 · II-2016 La Legión


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