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REVISTA HISTORIA MILITAR 119

124 LUCAS CANTERAS ZUBIETA Entonces tuvo lugar el gran espejismo. La última decena de junio transcurrió, sorprendentemente, con normalidad. La harca pareció disolverse poco a poco y jefes como Sidi Hamido, Hamú el Aissaua y otros regresaron a las oficinas de policía indígena. ¿Consecuencia de las bajas sufridas tras el combate del día 16? Incluso los Beni Urriaguel volvieron a tomar contacto con las oficinas de Melilla y hasta Mohamed Abd el Krim entró en contacto con el comandante militar de Alhucemas. El día 26 Mohamed Abd el Krim escribía que “pasó lo que pasó en Abarrán y en toda Tensaman y la culpa de ello no somos nosotros”89. El día 28 de junio una fiesta en Beni Said atrajo a muchos jefes que acudieron a demostrar su fidelidad. Morales volvía a establecer comunicación en Bumeyan con jefes tensamaníes y beniurrieagueles. El día 11 de julio Silvestre escribió a Berenguer acerca de la situación política, que no revelaba nada alarmante. Tampoco la del día 13, entregada en mano por un oficial de Melilla. No entendemos, sin embargo, y he aquí otro error de cálculo de la Comandancia General de Melilla, cómo no se informó de que los días 3, 4, 6, 7, 8, 12, 14 y 16 de julio Igueriben sufrió ataques que, si bien fueron en su mayoría apuntados en el Diario de Operaciones90 como carentes de novedad, podían anticipar lo que después habría de venir. El 15 de julio el general Silvestre firmó una carta personal y reservada, la última, la más crítica. De sus quejas del mes de enero decía: “parecía totalmente que presentía lo que, dada la versatilidad del momento, podía ocurrir el día menos pensado”. Recordaba no solo el hecho de que incansablemente había pedido materiales necesarios, sino también de que “tú mismo reconocías en tu carta del 21 de enero que mis fuerzas habían llegado al límite de elasticidad”. Si hubiese tenido liberados los créditos para caminos, que se encontraban en el Plan a realizar sobre Alhucemas, “habríase podido actuar con toda eficacia en el mes de mayo” porque se podrían haber construido caminos imprescindibles. Se lamentaba también de que otros caminos, como Annual-Sidi Dris, no estuviesen construidos y, sobre todo, llamaba la atención sobre que no se hubiese finalizado el tramo de ferrocarril entre Ben Tieb y Batel91. La carta llegó muy tarde a manos de Berenguer, pero en sus memorias repetiría que nada necesitaba Melilla dadas las intenciones ofensivas del general. El plan de Silvestre del día 15 de julio incluía una operación combinada con la Armada, “para distraer al enemigo” por el mar mientras se caía sobre algunas posiciones. La argucia no era nueva; Tamarit ya la propuso el 16 de mayo en su carta: “Llámales la 89  PANDO DESPIERTO, Juan: op. cit., p. 134. 90  BERENGUER FUSTÉ, Dámaso: op. cit., pp. 247-248. 91  Ibídem, pp. 243-245. Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 124-132. ISSN: 0482-5748


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