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REVISTA HISTORIA MILITAR 119

“LOS CORONELES”… 75 Al parecer, había otro motivo por el que el propio general Franco no quería que el Ejército realizara una versión oficial de la contienda desde el Servicio: ocurría que los protagonistas principales de la guerra habían sido, claro, militares, y –vivos o muertos– su mención ora laudatoria ora reprobadora podría levantar suspicacias entre las filas de unas nuevas fuerzas armadas a las que no se quería despistar de sus nuevos cometidos ni desagradar de ninguna manera (la campaña de Rusia, la lucha contra el maquis, un nuevo entorno geopolítico surgido de la Segunda Guerra Mundial, las guerras de Ifni y luego del Sáhara eran motivos más que suficientes para comprender esa preocupación). Una cosa era apoyar a escritores y editoriales civiles para la glosa de la guerra civil –Historia de la Cruzada española, de Joaquín Arrarás; Operaciones militares de la guerra de España, Lojendio; la Historia militar de la contienda de Manuel Aznar; la colección La Epopeya y sus Héroes, de la editorial AHR, para la que escribieron muchos militares a título particular6, etc.– y otra muy distinta endosar una obra redactada por escritores de uniforme como libro canónico de la conflagración. Cuando este deseo se convirtió en orden tajante de no seguir abordando la ‘Historia oficial de la Guerra de España’ –y menos introduciendo consideraciones políticas–, el director del SHM aprovechó “y con leve astucia preguntó: ‘¿Y no publicaremos monografías de ella?’… ‘¿Monografías? Monografías, las que quieran’” (Gárate, artículo citado). El conjunto de aquellos estudios particulares, que tardarían décadas en ir apareciendo al mercado siempre de la mano de una editorial privada, iba a constituir en cualquier caso –y como era de suponer– la mejor historia militar de la guerra. Para redactarlas, nadie más preparado que un respetado personaje algo hermético que, a causa de una dolencia crónica, habitaba desde hacía mucho tiempo el edificio de Mártires de Alcalá. *** Don José Manuel Martínez Bande era vizcaíno con ascendencia gallega por el lado de la madre. De joven soñaba con ser arquitecto, si bien las recomendaciones paternas le llevaron a estudiar Derecho. Con la cabeza, por tanto, puesta en la oposición de notarías le sorprendió el 18 de julio de 1936 en Burgos, no dudando un instante en incorporarse como voluntario a las milicias nacionales, llegando pronto a ser alférez provisional en el Arma 6  Nos referimos, por ejemplo, a las biografías sobre Millán Astray, Varela, Sanjurjo et al. y a obras generalistas –y polémicas– como La guerra en el mar, del almirante Moreno, todos ellos títulos editados a finales de los 50 por aquella casa catalana. Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 75-96. ISSN: 0482-5748


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