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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 132

JOSÉ ANTONIO OCAMPO ANEIROS como subteniente del Regimiento de Caballería de Dragones de Lusitania, pasando a la Armada como alférez de fragata en enero de 1790 (1). josé María era asimismo sobrino del general josé Ruiz de Apodaca y Beránger, comandante general del apostadero de Filipinas y jefe de las fuerzas de desembarco en Balanguingui (isla de joló), y de Sebastián Ruiz de Apodaca, teniente general de la Armada, quien intervino en la defensa de la isla de Trinidad de Barlovento contra los ingleses. Era también nieto del capitán general juan Ruiz de Apodaca, caballero de Calatrava y comendador de Aliaga. Su madre, Asunción Ruiz de Apodaca, era hija de juan josé Ruiz de Apodaca y Elice, conde del Venadito (2), virrey de México (1816-1825) y caballero de la Orden de Calatrava. España se encontraba en plena guerra carlista cuando josé María Beránger ingresó en la Armada el 19 de junio de 1837, a los trece años, en la clase de guardiamarina. El año de su ingreso coincide con el de la promulgación de la segunda Constitución española (la tercera, si incluimos el Estatuto Real de Martínez de la Rosa), sancionada por la reina regente, María Cristina, constitución de corte progresista que fue la obra legislativa magna del gabinete de Calatrava. Pero los gobiernos de entonces eran fugaces, y la vida política seguía un ritmo vertiginoso: cae Calatrava, después Bardají, son abolidos los señoríos, Cabrera conquista Morella para los carlistas y Espartero interviene de la mano de la reina y firma con Maroto el llamado Convenio de Vergara, que pone fin a la guerra en Navarra y Vascongadas, aunque Cabrera resistiría sin esperanza en Aragón y Cataluña durante diez meses más. El joven Beránger, una vez examinado de los estudios elementales y aprobado por la junta de jefes de la Armada —por no existir entonces un centro de enseñanza adecuado para esta carrera naval militar—, pasa al arsenal de La Carraca (Cádiz) por falta de buques, y luego, en julio, al apostadero de La Habana, al que llega a bordo de la fragata mercante Marinera. Una vez allí, en septiembre embarca en el bergantín Cubano, de 20 cañones —que naufragaría en La Habana en 1844—, en el que hizo varios cruceros. En los años siguientes embarca en los vapores Cubano e Isabel II, en el bergantín General Laborde (ex-Aquiles), de 12 cañones —hundido por un tifón en La Habana en 1846—, en el vapor Regente (luego Álvaro de Bazán) y en la goleta Infanta, de tres cañones, con los que hizo varios cruceros por la isla. En estos años va y viene entre la Península y Ultramar, hasta que regresa a aquella en el Isabel II, con el que entra en el arsenal de Ferrol, donde desembarca para pasar a las (1) Los brigadieres Francisco Beránger y Roque Guruceta fueron dados de baja en el escalafón por significarse en las protestas sobre la adquisición de los llamados «buques rusos», que resultaron inútiles. El entonces ministro, Vázquez de Figueroa, fue desterrado a Santiago de Compostela por el propio Fernando VII. (2) juan josé Ruiz de Apodaca fue nombrado conde del Venadito porque así se llamaba una hacienda de su propiedad. Siendo jefe de escuadra, fue designado por el general Morla capitán general de Cádiz para dirigir el ataque a la escuadra francesa del almirante Rosily (cinco navíos y una fragata), que ocupaba la bahía desde los días de Trafalgar y a la que rindió el 9 de junio de 1808. 10 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 132


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