Page 50

REVISTA DE HISTORIA NAVAL 132

EL NAUFRAGIO DE LAS FLOTAS DE UBILLA Y ECHEVERS (1715) para combatir la introducción de mercancías ilegales y hacer acto de presencia, aunque fuese de forma puntual ¿? (16). La composición de la flotilla era como sigue: Como capitana saldría el navío nominado Nuestra Señora del Carmen y San Antonio de Padua, cuyo capitán sería Echevers. Su tripulación estaba integrada por 18 oficiales de mar, 112 marineros, 88 grumetes y 12 pajes, que componían un total de 230 hombres a los que se sumaba la guarnición de infantería de marina. Cargaba 1.000 quintales de azogue para las minas de plata, así como los habituales cargos de bulas y papel sellado. Transportaba de igual modo 134 infantes para diversos lugares de Tierra Firme, que deberían desembarcar en Cartagena y Portobelo. En el navío Nuestra Señora del Rosario y San Francisco Javier navegaba como capitán su hijo don Pedro Echevers Gonzales, quien, como su padre, había adquirido la patente de capitán de mar y guerra. Como patache saldría el navío Nuestra Señora de la Concepción, San Joseph y San Francisco. Como capitán de infantería y gobernador del patache navegaba su otro hijo don Antonio de Echevers y Gonzales. La tripulación del patache estaba formada por 83 hombres: 11 oficiales de mar, 24 marineros, 34 grumetes, 5 pajes, 2 oficiales de Infantería de Marina, 2 cabos y 6 arcabuceros. Un marinero cobraba de sueldo 100 pesos escudos al año; un grumete, 66, y un paje, 33. Por contra, el piloto principal del patache cobraba 1.100 pesos escudos anuales, y el piloto acompañante, ya que habitualmente se exigía el embarque de dos pilotos, 500 por viaje. El navío nombrado Señor San Miguel iba de registro al puerto de San Cristóbal de La Habana, pero navegaría en conserva con el resto de la escuadra. Llevaba 62 hombres de tripulación. Los cuatro navíos eran propiedad de don Antonio Echevers, lo que denota una posición económica muy buena (17). La llegada a Cartagena fue muy mal acogida por los oficiales reales y por los mercaderes, acostumbrados al contrabando francés, que inundaba el virreinato con género a precio muy inferior al de los galeones de Echevers. Los oficiales reales y autoridades a menudo colaboraban en la introducción del contrabando, como se descubriría años más tarde. La permanencia en Cartagena fue muy larga debido a la espera en la salida de la Armada del Mar del Sur para Panamá, transportando los caudales de la Corona y los mercaderes peruanos que acudían a la feria de Portobelo. Uno de los peligros de las largas estancias en puertos americanos era la oportunidad de desertar que daba a las tripulaciones. En el caso de la capitana de Echevers, que tenía una tripulación de 308 hombres, se fugaron 147 entre los puertos de Cartagena, Portobelo y La Habana; en el caso de la almiranta, de una tripulación de 185 desertaron 62 (18). Algo parecido ocurrió con las tripulaciones de Ubilla. (16) PÉREZ-MALLAINA: op. cit., p. 340. (17) AGI, Contratación, leg. 3243. (18) Ibídem, leg. 3234. Año 2016 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 49


REVISTA DE HISTORIA NAVAL 132
To see the actual publication please follow the link above