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REVISTA ESPAÑOLA DEFENSA 328

profesionales Vigías en la cumbre El Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 12 trabaja día y noche durante todo el año para mantener la seguridad de los cielos que Sse encuentran bajo su área de cobertura on los encargados de obtener, procesar y transmitir a los Centros de Mando y Control de Torrejón de Ardoz y Zaragoza los datos radar de las aeronaves que sobrevuelan su área de cobertura. Los hombres y mujeres del Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 12 (EVA 12), una de las estaciones de las que dispone el Ejército del Aire para mantener la defensa aérea de España, llevan a cabo una misión que en nada difiere de la que realizan en los otros doce EVA repartidos por la península y las islas. Pero su lema —«Donde nadie está, estamos nosotros »— ya aventura que hay algo que no es exactamente igual. De hecho, la vida y funcionamiento de la unidad está condicionada por su ubicación. Se encuentra situada en el extremo oriental de la cordillera Cantábrica, a 1.659 metros de altitud, en el Picón del Fraile, lejos de los grandes núcleos de población —a 100 km. de Burgos y Santander y a 66 de Bilbao— y expuesta a unas condiciones climáticas de extrema dureza en invierno. Con temperaturas que alcanzan los -20º y grandes precipitaciones en forma de nieve, la estación estuvo aislada 81 días el pasado año y 39 en lo que va de 2016. «Es una pequeña ciudad que nos obliga a ser autónomos», explica el comandante Julio C. Rodríguez, jefe del EVA 12. Cuenta con generadores eléctricos, potabilizadora, una planta de climatización y producción de agua caliente y una enfermería perfectamente abastecida. «Todos estos servicios nos permiten continuar la vida de manera natural y segura si nos quedamos aislados por el temporal », añade el comandante. Para llevar a cabo su principal misión, el Escuadrón dispone de un radar tridimensional RAT 31 SL/T que tiene un alcance de 400 km. a la Las extremas condiciones climatológicas condicionan la vida y trabajo de la unidad redonda. «Con una sola antena, sacamos los tres datos que nos interesan de los aviones que vuelan en nuestra cobertura: orientación respecto al norte, distancia a la que se encuentra de nosotros y altura a la que vuelan. Los datos los enviamos en tiempo real a los centros de control para que trabajen con ellos también en tiempo real», explica el supervisor radar, brigada Juan Antonio Moro. El radar se encuentra protegido de las condiciones climatológicas por un radomo, una estructura esférica de fibra de vidrio y formas geométricas que se asemeja a un enorme balón de fútbol y es una de las señas identificativa del edificio bunquerizado que alberga el EVA 12. Tiene 23 metros de altura y evita que los equipos se vean afectados. El Escuadrón también actúa como relé de comunicaciones entre los centros de mando y control y las aeronaves que sobrevuelan su área de cobertura. «Nuestro trabajo no se paraliza nunca. Estamos activos las 24 horas de día, siete días a la semana, 365 días al año. De hecho, en Espinosa de los Monteros, la población más cercana, tenemos un centro desde donde seguiríamos con nuestra actividad si, por algún motivo, no pudiéramos acceder a la estación», puntualiza el comandante Rodríguez. Su ubicación en un paraje natural obliga al personal a ser especialmente cuidadoso con el medio ambiente. «Intentamos que el impacto de nuestra presencia aquí sea el mínimo posible —añade el jefe del EVA 12—. Todos los desechos que generamos se recogen y se envían a un centro especializado. Lo poco que vertemos aquí, que es agua, pasa antes por nuestra depuradora». Elena Tarilonte Fotos: Hélène Gicquel Mayo 2016 Revista Española de Defensa 39


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