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REVISTA ESPAÑOLA DEFENSA 328

cultura Museo del AIRE Labores de descarga y ensamblaje del nuevo Mirage del museo, que ya espera a los visitantes en su zona de exhibición exterior. Tras esas primeras acciones españolas de 1913, sólo un año después comenzó la I Guerra Mundial, y la Aviación inició su despegue, a despuntar en los conflictos y a contar con nuevas misiones, para lo que también hubo que adaptar y armar a esos nuevos pioneros. «Una curiosidad, el primer fuego aéreo fue el arma de mano de los pilotos», comenta Caballero mientras al museo ha llegado ya un nuevo avión. Se trata de un Mirage F-1, que, desde mediados de abril, ya se pueden contemplar en la zona de exhibición exterior de la institución. Finalizado su servicio en el Ala 14, éste llegó de la Maestranza Aérea de Albacete el pasado 11 de abril. La vida activa de la aeronave, de doble mando, comenzó —explica su ficha— en 1980, año que el Ejército del Aire lo entregó a la citada unidad. En ella, ha prestado servicio en misiones de entrenamiento, escolta y combate hasta que en 2013 realizó su último vuelo. Este Mirage ha sido una de las atracciones para aquellos que se animaron a participar en el día de puertas abiertas que la institución ofreció el 8 de mayo. En el marco de las II Jornadas aeroespaciales del Ejército del Aire, el museo ha organizado una decena de actividades para todos los públicos de diez de la mañana a siete de la tarde. A lo largo de esas horas, habrá tiempo para emular a los pilotos en los simuladores del F-18 y del Mirage F-1, ver una exhibición de aeromodelismo, conocer a Juan de la Cierva y a su autogiro y hasta asistir a un concierto a cargo de la banda de Música del Mando Aéreo General (MAGEN), con sede en Moncloa. Fotos: Pepe Díaz Museo del Ejército recuerdo al Salón de Reinos Con la réplica de la sala árabe del palacio madrileño, la institución une sus últimas dos sedes TRAS la cinta que prohíbe el paso y la puerta cerrada que el visitante del Museo del Ejército se encuentra nada más cruzar su tienda para iniciar la visita a sus dependencias en el Alcázar de Toledo, la institución trabaja en una nueva sala que recreará la historia de la institución. Y en ese caminar, que es bicentenario, el museo ha contado con un espacio Hélène Gicquel muy especial: su anterior y más longeva sede, el Palacio del Buen Retiro de Madrid y su Salón de Reinos. En el histórico inmueble, construido para publicitar las victorias militares de la Monarquía Hispánica, el Museo del Ejército recreó un espacio hispano árabe para ambientar la exhibición de algunos de sus fondos, como la marlota de Boabdil. Así se trabaja en la recreación del palacio del Retiro en el Alcázar. Entonces viajaron los maestros más afamados en el arte de los mocárabes y los azulejos hasta Madrid para llevar a cabo tal obra. Hoy, en tal fin, trabaja una empresa de Granada con análogo prestigio, autora, por ejemplo, de escenarios de la serie Isabel, de Televisión Española, y que, a buen seguro, más de un visitante del museo conocerá. 64 Revista Española de Defensa Mayo 2016


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