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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 327

El 6 de mayo, los primeros componentes de la Agrupación Alcalá, que mandaba el segundo jefe de la BRIPAC, coronel Javier Ledesma Salgués, entraron en Irak por el paso del río Habour, junto a la línea fronteriza con Siria. Sudorosos y cubiertos de polvo, los soldados españoles encontraron a su paso un paisaje desolador: campos minados, restos de munición por las calles, cientos de niños harapientos… «Esta gente lo ha pasado muy mal. Yo lo había visto por la televisión y lo imaginaba duro, pero tenerlo delante te supera», comentaba ese día el cabo paracaidista Raúl López Vega a los periodistas que les acompañaron desde la base de Silopi, en Turquía, hasta el norte de Irak. Este primer contingente estableció su cuartel general en las afueras de Zajo, en una escuela de capacitación agrícola saqueada y abandonada. Culminaba así la fase definitiva de la operación Alfa Kilo (Ayuda al Kurdistán), que comprendía a su vez el inicio inmediato del plan Alto Tigris, destinado a proteger y auxiliar a los refugiados. El años 25 de la operación en el Kurdistán La agrupación táctica Alcalá colaboró en la respuesta internacional para hacer frente al drama de los refugiados kurdos Los militares españoles proporcionaron ayuda médica a la población y se ocuparon de la seguridad en la zona de Zajo, entre otros cometidos. Abril 2016 Revista Española de Defensa 21


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