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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 326

cidades estratégicas y potenciar el apoyo al ciclo de vida de los sistemas. El documento describe los retos a los que han de enfrentarse las empresas españolas que operan en el sector de defensa para consolidarse como una base industrial «fuerte y capaz». Entre ellos figuran los de mantenerse en un escenario de contención económicofinanciera y adaptarse a un mercado más competitivo y a un entorno más restrictivo. También se señala que la industria debe abordar el desarrollo de sistemas de creciente complejidad tecnológica que suponen una elevada inversión y ofrecer agilidad y rapidez de respuesta ante la naturaleza «variable y diversa» de las nuevas amenazas. El Ministerio de Defensa trata de potenciar una base industrial y tecnológica orientada a satisfacer, del modo más eficiente posible, los requerimientos de nuestras Fuerzas Armadas, cuyos sistemas precisan una modernización continua. METAS TECNOLÓGICAS Por su parte, la ETID, que ha sido realizada por la Subdirección General de Planificación, Tecnología e Innovación de la DGAM, expone un total de 79 metas, como orientación tanto para las inversiones en I+D+i del Departamento como para las diferentes empresas del sector. Según explica Pedro Argüelles en la carta de promulgación del documento, éste constituye «el marco general en el que se deberán mover los distintos planes y actividades de los agentes dedicados a la I+D+i de la defensa, cuya elaboración ha contado con las aportaciones de expertos en múltiples dominios tecnológicos, lo que le atribuye un valor especial». Las 79 metas se distribuyen en seis grupos por tipo de material: armas y municiones; sensores y sistemas electrónicos; plataformas; equipo del combatiente; lucha contra dispositivos explosivos improvisados (IED) y defensa NRBQ (nuclear, radiológica, biológica y química); y sistemas C4I (mando, control, comunicaciones, computadoras e inteligencia). El grupo de armas y municiones consta de cuatro subgrupos. El primero se refiere a tecnologías y sus metas son la consecución de materiales energéticos de mejores prestaciones y la efectividad y eficiencia de municiones, armas y sistemas de armas; el segundo recoge capacidades tecnológicas, como el desarrollo de misiles; el tercero, las armas de aplicaciones específicas, entre ellas las no letales y las de energía dirigida; y el cuarto, el apoyo al desarrollo y ciclo de vida. En el grupo de sensores y sistemas electrónicos figuran metas en tecnologías electrónicas, radares, sensores y sistemas optrónicos, sensores acústicos, procesamiento de datos y guerra electrónica. En las plataformas se integran las tecnologías comunes —como protección frente a impactos balísticos y explosiones o reducción de la detectabilidad a través de materiales—, las bases e instalaciones y las plataformas terrestres, navales y aeroespaciales. Entre éstas últimas se incluyen plataformas de nueva generación, aeronaves remotamente tripuladas (RPAS), sistemas integrados y modulares de aviónica, sistemas de propulsión de plataformas aéreas, integración de RPAS en el espacio aéreo no segregado y pequeños satélites. En el equipo del combatiente se recogen, entre otras metas, la protección pasiva, la orientación y las ayudas a la movilidad o el posicionamiento, y las dirigidas al rendimiento efectivo y la capacidad cognitiva en operaciones. El quinto grupo incluyen los aspectos de predicción, detección, mitigación y neutralización ante un incidente con IED, y los de prevención y respuesta ante una amenaza NRBQ. El sexto se ocupa de las metas relacionadas con sistemas de información, comunicaciones tácticas, tecnologías para sistemas de sistemas, simulación y aseguramiento de la información y las comunicaciones. S.F.V. Fotos: Pepe Díaz Marzo 2016 Revista Española de Defensa 33


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