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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA OCT 2016

algo va mal, el programa se ocupará de dar la alarma o poner remedio. El sistema, que deriva del desarrollado para el avión Boeing 787, no utiliza pantallas táctiles por dos razones: en ingravidez, nadie quiere que un objeto flotante impacte contra una de ellas y desencadene alguna operación no deseada; además, los guantes de los astronautas dificultarían tocarlas de forma precisa. En su lugar, las pantallas están rodeadas de pequeños botones, en su margen, y su pulsación sirve para mover cursores a lo largo de los diversos elementos gráficos que se muestran. Estos elementos gráficos aún pueden tener la forma de relojes, interruptores, etc., pero su apariencia es virtual. Un sistema de este tipo ya se utilizó durante los últimos años a bordo de los transbordadores espaciales, con gran éxito. Los ingenieros han ahorrado mucho peso con este panel de mandos. Conectado de forma sencilla al ordenador de a bordo, evita usar múltiples cables en dirección a cada subsistema. Las posibilidades de que algún elemento se estropee son también menores. De hecho, es tan fácil de utilizar (las mismas pantallas ofrecen información de utilización) que ya no será necesario embarcar a bordo muchos kilos de libros de instrucciones y manuales. El único manual tradicional que se incluirá será el que explicará cómo reiniciar el panel en caso necesario. El desarrollo de este ha sido muy complejo, y el trabajo sigue en marcha. Han transcurrido ya muchos años desde que se inició su diseño, y desde entonces no ha dejado de ser mejorado. Si hay cambios en los subsistemas de la nave, se implementan en el software, de modo que no es necesario cambiar nada más en el panel. La última versión siempre está disponible en el simulador de la cápsula, y permite a los astronautas entrenarse en su funcionamiento, experimentar errores inesperados, etc. Los consejos de estos últimos están sirviendo también a los diseñadores, ya que nadie quiere que alguna operación importante quede enterrada entre una serie de menús y sea difícil acceder a ella. La versión inicial de la Orion quizá no lo llevará, pero otras posteriores podrían incluir el equivalente moderno del sistema Clarissa, probado en la estación espacial, que es capaz de hablar con los astronautas a través de los auriculares, con su voz sintética. De esta forma estos podrían recibir información en lenguaje natural, dar órdenes al ordenador de a bordo, etc. COMUNICACIONES Y ENERGÍA Para garantizar su compatibilidad con los actuales sistemas de comunicaciones espaciales, la Orion utilizará elementos estándar. Sin embargo, incorporará una arquitectura de redes en la que un router se ocupará de gestionar todas esas comunicaciones, tanto de datos como de voz. El sistema incluirá un sistema de grabación digital del video generado por las cámaras situadas a bordo. A diferencia de las Apolo, que utilizaban baterías y una célula de combustible para generar electricidad, las Orion debían llevar un par de paneles solares circulares Ultra- Flex, equipados con células de arseniuro de galio. Sin embargo, la llegada de la ESA, con su módulo de servicio, hará que estos vayan a ser sustituidos por otros en función de la configuración final de dicho módulo. Otras mejoras tecnológicas se encuentran en el sistema de transferencia de energía. SOPORTE VITAL Y SEGURIDAD Los astronautas en el espacio necesitan respirar, alimentarse y dormir, por ejemplo, y la cápsula en la que viajen deberá estar preparada para facilitar todas estas actividades básicas con el máximo confort. La Apolo podía llevar tres astronautas, mientras que la Orion transportará 4 tripulantes. Eso implica más suministros a bordo, sobre todo si las misiones son largas. Vista inferior del escudo térmico. (Foto: NASA). El módulo de servicio proporcionado por la (Foto: ESA-D. Ducros, 2012). 892 REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Octubre 2016


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