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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 134

JOSÉ ANTONIO OCAMPO Este suelto, demasiado escueto, no hace justicia al tamaño, universal, del personaje. Añadamos unas pinceladas que completen el cuadro. Digamos, para ser más precisos, que nació en Sanlúcar de Barrameda el 21 de julio de 1840 y que murió en Madrid, el 14 de junio de 1889, de una anemia cerebral. Su cadáver fue conducido a su domicilio, en el número 7 de la madrileña calle de Ayala. Al día siguiente, por la tarde, sus restos recibieron sepultura en la sacramental de San justo, desde donde, como dice la nota de Nuevo Mundo, en 1907 se trasladarían a San Fernando (Cádiz) para ser depositados en el Panteón de Marinos Ilustres. El brigadier González Hontoria fue un destacado oficial de Marina de la España del siglo XIX, cuyas contribuciones técnicas al desarrollo de la artillería naval le hacen heredero directo de los marinos ilustrados del XVIII. Fue un adelantado en esta rama de la marina de guerra que, digámoslo así, ya desde muy joven empezó a posar sus manos sobre su arma favorita: el cañón. y así, a los veinticuatro años se le designa para formar parte de una comisión a Norteamérica, en la que permaneció once meses y de la que salió reconocido internacionalmente como una autoridad en materia artillera. A su vuelta, se reintegró a su destino como profesor de la Academia de Artillería. Este viaje a Estados Unidos le hará merecedor de su nombramiento como caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, y sus cuatro años de profesor, de que se le conceda la Cruz sencilla de Isabel la Católica. Con motivo del matrimonio de S.M. Alfonso XII es promovido al grado de coronel supernumerario de Artillería de la Armada, ascenso que se concedía por méritos «aun sin que existiera vacante» —entonces no existía el grado de comandante. A partir de aquí, le vemos integrado en todas las comisiones vinculadas a la artillería, tanto nacionales como internacionales. Anotemos como ejemplo la junta mixta para la reforma del reglamento para la construcción y pruebas de las piezas de artillería que se fundían para la Marina en la fábrica de Trubia (Asturias), en la que estuvo destinado en cuanto miembro de la comisión de Marina allí existente. También fue un asiduo asistente a las pruebas que se realizaban en la Batería de Experiencias de Torregorda (Cádiz), y visitó con frecuencia, integrado en distintas comisiones, varios países europeos, en cuyas fábricas llegó a ser muy conocido. En la vida profesional de González Hontoria es particularmente destacable la invención del cañón modelo de 1883, de acero y 16 milímetros, construido en Francia y cuyos resultados en las pruebas de fuego allí verificadas llamaron la atención de los técnicos y le procuraron abundantes elogios en la prensa militar francesa. En 1885 se aprobaron sus planos y se adoptó como reglamentario para artillar los buques en construcción. Uno de ellos fue el Pelayo, cuyas pruebas no llegó a ver a causa de su muerte (*). (*) Recomendamos a los lectores interesados en la figura de González Hontoria el núm. 16 de los Cuadernos Monográficos del Instituto de Historia y Cultura Naval, de Ignacio G.ª de Paredes Barreda, que en la fecha de publicación del cuaderno era capitán de navío ingeniero director del Polígono de Tiro González Hontoria. 112 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 134


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