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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 134

COLBERT Y PATIÑO: DOS COLOSOS EN LAS MARINAS BORBÓNICAS una flota (39). Uno de los objetivos de Luis XIV al convertirse en aliado de España era mejorar su comercio con las Indias. Una vez asentado en Cádiz, nueva sede de la Casa de Contratación, comenzó la construcción de una base naval que permitiera el mantenimiento y construcción de la Marina de Guerra y de la mercante. Creó en la ciudad la Academia de Guardias Marinas y continuó la reorganización de la Marina para darle una mayor eficacia, como veremos en el apartado siguiente. Por orden de Alberoni, preparó una flota para la recuperación de Cerdeña, y poco más tarde, otra para ocupar Sicilia. Patiño mostró su disconformidad con ambas expediciones, a las que consideraba inoportunas. De hecho, Alberoni pretendía inicialmente enviar la flota a Nápoles, pero el nuevo intendente lo convenció para cambiar este objetivo por otro menor. En la expedición a Sicilia, la flota inglesa, sin previa declaración de guerra, destruyó buena parte de la nueva escuadra en Cabo Passaro. Esta flota procedía de compras a Holanda y Génova y de nuevas construcciones en el Cantábrico. Francia rechazó la compra de veinte buques en 1713, pues consideraba a España un potencial enemigo futuro (40). Finalizada la campaña siciliana, se empezó a levantar el asedio a Ceuta, que resultó un éxito. En paralelo con todo lo indicado, una de las preocupaciones de Patiño era mejorar el tráfico mercantil con Indias. Aprovechando varias innovaciones y pruebas realizadas en las flotas de la segunda década, se promulgó el proyecto de galeones y flotas de 1720, que introducía nuevas medidas fiscales, como el sistema «de palmeo», basado en el volumen de la carga. Al par, se simplificaban los controles de las mercancías y se promovía la exportación de los productos españoles. Conocedor del ambiente mercantil, modificó también el régimen de celebración de las ferias en Indias, para darles mayor agilidad. Como Colbert, y en armonía con otras naciones europeas, fomentó la creación de sociedades comerciales privilegiadas, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas, la de Filipinas y la de Galicia, con resultado diverso. En 1626 obtuvo la Secretaría de Marina e Indias y, poco más tarde, la de Hacienda. Los diez años que siguieron hasta su muerte fueron los más fecundos y gloriosos del milanés (41). Al incrementar sus responsabilidades de gobierno, se convirtió de hecho en el nuevo primer ministro. En lo referente a las finanzas, el balance presupuestario de 1727 reflejaba unos ingresos de 19 millones de escudos, cuando los gastos de la Corona se elevaban a treinta, por lo que el equilibrio financiero que se pretendía parecía una quimera. Esta hemorragia en los caudales públicos se localizaba en los enormes gastos de la Casa Real y, sobre todo, en los conflictos bélicos en Italia. Pese a que este desequilibrio fue corrigiéndose en parte, no lo hizo en la medida suficiente, y en 1739 la Corona tuvo que asumir la primera suspensión de pagos del siglo (39) PéREZ-MALLAINA BUENO, P.E.: La política naval en el Atlántico, 1700-1715. Sevilla, 1982. (40) Ibídem, p. 401. Carta de Pontchartrain a Orry. Fontainebleau, 25 sept. 1713. (41) RODRÍGUEZ VILLA, A.: op. cit., pp. 61-62. Año 2016 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 23


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