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REVISTA SANIDAD FAS JUL SEP 2016

Samper Lucena E. una proteína que influye en el recuerdo del miedo, si hay poca el sujeto queda más expuesto a peligros), el GRP (es un péptido liberador de Gastrina, que ayuda a controlar la respuesta de miedo, si hay poco, se dan más recuerdos y más duraderos de miedo), y el 5-HTTLPR (es un Gen que controla la serotonina, relacionada con estado de ánimo y miedo, de forma que alimenta la respuesta de miedo), que tienen influencia en el control de la reacción de miedo. • En otros casos el déficit de atención relacionado con el procesamiento de información periférica, que puede estar deteriorado en el TEPT, junto con alteraciones de la fun-ción ejecutiva asociada a la memoria de trabajo, pueden ser tomados como marcadores de disfunción en la corteza prefrontal32. La reacción emocional fuerte posterior a un trauma, es decir, ser más sensible al estrés, con respuestas más rápidas, más inten-sas y más lentas de volver al punto de partida, es típico de sujetos neuróticos, que es uno de los factores de riesgo descritos ante un TEPT33. El neuroticismo, está conceptualizado como la tenden-cia relativamente estable a responder con emociones negativas ante situaciones de miedo, estrés, frustración o pérdida, parece ser un predictor significativo para los síntomas de TEPT y pro-blemas generales de salud entre las víctimas de diferentes desas-tres34- 36. Sin embargo, parece que en la literatura científica hay cierta discrepancia en estos resultados37. Un Estudio más actual de metaanálisis realizado por Soler-Ferreira y col.38 investiga la asociación entre neuroticismo y TEPT. Sus resultados sugieren que el neuroticismo se asocia a la posibilidad de desarrollar un TEPT tras haber estado expuesto a un evento traumático, y sus resultados son generalizables a la población general. El tamaño medio del efecto mostró una correlación positiva de intensidad media según el criterio de Cohen (r+=0,371). Diferentes estudios ya han demostrado, desde hace tiempo, que los rasgos de la personalidad reflejan una influencia genéti-ca, que a su vez es causante de diferencias individuales39. En las últimas investigaciones sobre biomarcadores, estos se han toma-do como indicadores de los procesos biológicos que sin jugar un papel de causa, sí que son una señal biológica que apunta hacia la presencia de patologías y diferencias individuales espe-cíficas. Un ejemplo de este tipo son los niveles de melatonina como biomarcadores de ciertas enfermedades mentales40. Hay evidencia neuropsicológicas que sugieren biomarcadores rela-cionados con aumento de excitación cortical, muy relacionado con los síntomas de TEPT, como el pensamiento y la interpre-tación de acontecimientos externos del trauma, de acuerdo con déficit de procesos mentales como la atención, la concentración y la memoria, cada vez son más las investigaciones que relacio-nan biomarcadores con déficit emocionales que tienen un origen neuropsicológico41-43. Por tanto no se puede afirmar que sea únicamente la expo-sición a la situación traumática lo que señala la fragilidad, hay factores previos como los posibles problemas de tipo psiquiátri-co en los afectados o sus familias o su perfil personal más neuró-tico, lo que aumenta el riesgo para sufrir un TEPT44. Esto mismo se ha demostrado en colectivos de profesionales de rescate45 o personas que han sido víctimas de violencia de tipo sexual46. Los sujetos por el contrario antifragiles tienden a sacarse de encima antes los sucesos estresantes, tienen un rasgo neurótico menos 212  Sanid. mil. 2016; 72 (3) marcado47, que correlaciona con biomarcadores del sistema neu-roquímico48 y que se refleja a la vez en los niveles de actividad de la amígdala49. Las características personales en parte son heredadas y se van a mantener a lo largo de toda la vida, esto ya fue descrito por Eysenck y posteriormente incluidas en modelos de perso-nalidad50,51. Los sucesos traumáticos suceden en mayor medida a personas que tienen altos grados de neuroticismo y extraver-sión52 muy relacionado con la impulsividad y la búsqueda de sensaciones. Los individuos que actúan deprisa y asumen riesgos están más expuestos a situaciones estresantes en general53. Tampoco se puede afirmar rotundamente que sean única-mente factores personales los que determinan la mayor o menor fragilidad ante los traumas, también hay otros factores, como los ambientales que tienen gran peso y determinan variaciones en las dimensiones de personalidad, factores del entorno en una catástrofe puede tener un efecto contaminante y tóxico directo sobre el cerebro54. Los propios esquemas para el procesamiento de la información traumática se desarrollan a través de interac-ciones entre factores innatos y ambientales55 pudiendo variar a lo largo del ciclo vital, los niños, por ejemplo, suelen tener un nivel de resistencia considerable ante los traumas56 que varía a lo largo de su vida. Se pueden señalar otros factores que fomentan la antifragili-dad, como la capacidad intelectual o los rasgos de personalidad como el optimismo57. El procesamiento cognitivo satisfactorio de una experiencia estresante puede ser suficiente para recupe-rarse de síntomas agudos tras el trauma58. Tener la fortaleza para afrontar las adversidades, tener buenos apoyos de la comunidad y de la propia familia59, no tener historias previas de psicopato-logía personal o en la familia, no tener problemas económicos graves, y en niños, no haber sido abusado en la infancia, son fac-tores que favorecen la recuperación de un trauma. Fomentar la resiliencia y las fortalezas de forma individual y comunitaria es una tarea fundamental en los programas de prevención. Al final conseguir el bienestar de las personas es un componente fundamental de salud, y hace que las personas ma-terialicen sus fortalezas, superen el estrés y hagan aportaciones a la comunidad. FRAGILIDAD EN LOS PROFESIONALES DE RESCATE En los profesionales que trabajan en situaciones de emergen-cias y catástrofes una de las consecuencias negativas postraumá-tica es lo que se denomina el “estrés traumático secundario”60,61 cuyos efectos son entre otros la merma de la operatividad de la unidad, el agotamiento personal de tipo emocional62 y en defini-tiva una mayor fragilidad. En estudios realizados en la UME63, se ha encontrado que de los factores de riesgo que se relacionan con el cansancio de tipo emocional en los profesionales militares, algunos están relacionados con la organización, como el grado de orgullo de pertenecer a la organización, o el sentimiento de integración en el equipo y con los líderes. Y otros con la persona, factores personales de tipo emocional como el neuroticismo y la extraversión. En otros estudios realizados por el catedrático Bernardo Mo-reno y Col.64, los estresores de la propia organización65 y los fac-


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