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REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 858

cuanto a cuestiones jurídicas a veces complejas, la decisión última de atacar un objetivo está literalmente en sus manos ya que ni el Comandante operacional, ni el oficial de Inteligencia, ni el LEGAD están allí a bordo con él. Por el contrario, los operadores de drones están normalmente sometidos a un mayor control al tener acceso sus jefes a la misma transmisión de video en tiempo real que ellos reciben y al ser posible también una supervisión legal y de Inteligencia mucho más cercana y puntual. Todas estas capas superpuestas y simultáneas de asesoramiento legal, de análisis estrictamente militar y de mando y control contribuyen a garantizar la adecuación del ataque a la Ley y a las ROE con mayor exactitud, así creemos, que utilizando otros medios convencionales de combate. El CAOC y las aeronaves no tripuladas pasan a ser así la mayor garantía de consecución del propósito del Comandante, de la correcta gestión analítica del objetivo y de la legalidad en un ataque. LOS DRONES Y LA CADENA DE LA MUERTE Prestemos atención ahora al producto estrella del CAOC: la “cadena de la muerte” o también denominada según la doctrina norteamericana Kill Chain (Dynamic Targeting and the Tasking Process, Annex 3-60 Targeting, USAF Air University) microcosmos que en operaciones aéreas contra objetivos emergentes o de oportunidad condensa en sí mismo todas las fases de la gestión de objetivos y donde el LEGAD puede tener una participación de nuevo fundamental. Si desmenuzamos este microcosmos a estadios concretos comprobamos que concatenados entre sí forman entre todos un proceso cíclico consistente en detección del objetivo, adquisición, seguimiento, aprobación, neutralización o destrucción y valoración del resultado (F2T2EA según el acrónimo inglés derivado de Find, Fix, Track, Target, Engage, Assess). Todo esto, en apariencia tan sencillo, no es tarea fácil en operaciones aéreas contra este tipo de objetivos no programados y hace realidad la vieja máxima clausewitziana según la cual hasta las cosas más fáciles se complican en la guerra. Los drones proporcionan al CAOC información suficiente en tiempo real como para reducir el tiempo medio de generación y ejecución de esta “ATO exprés” a niveles sensiblemente inferiores en comparación con la aviación de reconocimiento y ataque convencional. Un dron tipo HALE como el RQ-4 Global Hawk de Northrop Grumman al que se incorporase armamento sería capaz de llevar a cabo misiones de reconocimiento, caza y ataque merodeando durante horas y días en busca de objetivos de oportunidad sobre territorio hostil sin las servidumbres propias de la aviación convencional tales como relevo de las patrullas CAP, sometimiento del piloto a la Fuerza G, limitada autonomía de vuelo o necesidad de reabastecimiento en zona hostil con el consiguiente riesgo para las tripulaciones al quedar expuestos a fuego enemigo. Durante la generación y ejecución de estas misiones de oportunidad el LEGAD, sentado junto al comandante operacional y el analista de inteligencia, puede revisar con inmediatez la legalidad de las tácticas previstas (¿se causará un sufrimiento innecesario?), del objetivo seleccionado (¿se trata de civiles participando abiertamente en las hostilidades?, ¿se trata de escudos humanos y si es así, voluntarios o involuntarios?) y del armamento a emplear (¿se causarán a la larga daños al medio ambiente?) abreviando la ejecución de este ciclo para golpear al adversario antes que este planee su defensa minuciosamente o para seguirle en el camino de vuelta a su base de operaciones, acelerando así el tempo de las operaciones y con ello el tiempo mismo del conflicto según exige, por otro lado, el propio principio de prohibición del empleo de armas o tácticas que causen males superfluos o sufrimientos innecesarios (art. 35.2 PA I, 1977). ¿O es que reducir el periodo de las hostilidades no es en sí una táctica que a la larga evita males superfluos y sufrimientos innecesarios? De hecho, con la abundancia de datos ISR sobre el espacio de batalla que proporciona el dron −a veces hasta miles de horas en imágenes de alta resolución− el Comandante operacional, digamos que 100% situationally aware, podría a su vez delegar la autoridad para abrir fuego a niveles inferiores en la cadena de mando y facilitar así la destrucción on time de estos objetivos imprevistos, descentralizando la ejecución de las órdenes en la mejor tradición de la aviación militar y haciendo realidad un poder aéreo ágil que dirige el combate en lugar de limitarse a reaccionar ante el adversario. CONCLUSIÓN: CINCO DERRIBOS… ¿SIN GLORIA? En una era post-heroica donde el concepto de guerra de desgaste cuyo progreso se medía en el número de ba- REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Noviembre 2016 991


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