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EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

EEl Rincón de la Historia R H EL ESPADÓN CON EMPUÑADURA DE ORO QUE VENCIÓ A LOS COMANCHES José Enrique López Jiménez. Teniente coronel. Ingenieros. DIM En 1768, mientras viajaba en el navío que le traía de regreso a España después de finalizar su segundo mandato como gobernador de Nuevo México, Vélez de Cachupín se sintió enfermo, posiblemente debido a que había comido algo en mal estado. Muy debilitado, desembarcó en Cádiz y guardó reposo durante varios meses para recuperar su maltrecha salud. Durante este tiempo escribió al Rey notificándole que en cuanto estuviera repuesto se personaría en la Corte para presentar sus respetos al monarca: «Habiendo padecido mi salud el mayor quebranto ... (a bordo del barco) me he desembarcado tan sumamente débil y con prolija convalecencia que me impide por algún tiempo ir a ponerme a los pies de Vuestra Excelencia»1. Sin estar recuperado del todo se personó en Madrid, donde sufrió una nueva recaída y tuvo que ingresar en un hospital. Viendo cercano su final, llamó a un escribano para que redactara su testamento (25 de enero de 1769) en el que, entre otras disposiciones, señalaba que su posesión más preciada, «un espadón de puño de oro», lo donaba a don Antonio Güemes y Horcasitas, pariente lejano e hijo de su amigo y mentor el antiguo virrey de Nueva España desde 1746 hasta 1755, don Juan Francisco de Güemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo. Era la espada que le había acompañado en todas sus campañas contra los indios (especialmente utes, comanches, navajos y apaches) que asolaban la frontera norte de la provincia española de Nuevo México. Considerado por muchos historiadores norteamericanos como uno de los gobernadores más eficaces que haya tenido nunca el Nuevo México español (no en vano es uno de los pocos que completó totalmente sus dos mandatos), don Tomás Vélez Cachupín nació en Laredo


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