Page 69

EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

RREEVVIISSTTAA EEJJÉÉRRCCIITTOO •• NN.. 990088 NNOOVVIIEEMMBBRREE •• 22001166   6699   CERVANTES peleando», y el capitán «le entregó el lugar del esquife con 12 soldados, adonde ... peleó muy valientemente ... hasta que acabó la batalla». Es decir, que el capitán le encargó de la defensa del bastión del esquife con mando de 12 soldados. El esquife era una chalupa de 8 metros situada en cubierta donde hubiera debido estar el banco número 14 y, gracias a su borda, constituía un verdadero «bastión» para los arcabuceros. Blanco de varios arcabuceros enemigos, Cervantes recibió tres disparos, lo que implica que estaba en primerísima línea; las heridas, todas en la mitad superior, hacen suponer que la borda del esquife lo protegía de cintura para abajo. Las heridas del tórax no pudieron ser penetrantes: una debió de causarla la abolladura del coselete y la otra, la peor, que aún seguía abierta siete meses después, un desgarro o un surco relativamente superficial causado por el proyectil en la chapa del coselete. La invalidez del brazo y la mano izquierda se deberían al aplastamiento de huesos y tendones por un grueso proyectil de mosquete de casi 2 centímetros de diámetro. Aunque ninguna mortal, las heridas eran de pronóstico grave, pero Cervantes siguió luchando hasta el final, lo que en sus condiciones demostró un temple y una combatividad extraordinarios. El comportamiento de Cervantes llegaría a oídos del «generalísimo», que le proveyó ventajas y ayudas de costa y, cinco años después, todavía lo recordaban elogiosamente dos combatientes de la Marquesa. Al caer la noche terminó la batalla. Los turcos tuvieron unos 30.000 muertos, pues los heridos enemigos se tiraban al mar. Medio siglo después, Alonso de Contreras seguía convencido de que, en estos casos, los muertos musulmanes flotan bocabajo. LAS VICISITUDES DEL SOLDADO MIGUEL DE CERVANTES Desde Lepanto, los buques de Felipe II regresaron a invernar a Mesina, ciudad que contaba con el nuevo hospital della Pietá, que había sustituido los 15 que había en tiempos medievales. Don Juan de Austria dio de su bolsillo 30.000 ducados (105 kilogramos de oro fino) para el cuidado de las bajas de Lepanto y Cervantes pasó el invierno en la Pietá con ayudas de Don Juan de Austria equivalentes a más de un año de sueldo. En abril de 1572 Miguel de Cervantes tomó el alta; tenía la mano izquierda inválida y una de las heridas del pecho todavía estaba abierta y sangraba. No acababa su carrera militar, pues en aquella España los inválidos custodiaban las fortalezas del Pirineo, pero sin duda la dificultaba: tener la mano izquierda inválida no solo le impedía manejar la media pica, la partesana y la daga; nunca sería alférez, porque no podría llevar ni flamear la bandera de su compañía, ni podría usar arcabuz sin ayuda, pero como podía combatir eficazmente con la espada y llevar el espontón de los cuadros de mando, su vía de ascenso seguía abierta. Y así el soldado Cervantes, estropeado pero útil, por orden de Don Juan de Austria, pasó como soldado aventajado con seis ducados de sueldo, uno menos que los cabos, a la compañía de Ponce de León del tercio de Figueroa. Las bajas de mandos se cubrían con soldados distinguidos y Cervantes lo era y mucho, pues era uno de los 335 premiados por Don Juan de Austria en la ocasión de Lepanto; estaba en el 4% de distinguidos, la crema de la crema del ejército del Rey. En los años siguientes, Miguel de Cervantes continuó en su compañía las vicisitudes de las sucesivas «reformas» (reorganizaciones) de los tercios de Moncada y Figueroa. Los Tercios de Sicilia y de Nápoles, que eran la defensa de estos reinos, habían sufrido un enorme desgaste en Flandes y en Lepanto, y la forma más fácil de «rehinchirlos» era con los tercios de Moncada y Figueroa, creados para la guerra de las Alpujarras. El tercio de Figueroa tenía 40 compañías repartidas entre Flandes, Sicilia, Nápoles y algunas plazas más, pero el de Moncada no estaba tan bien nutrido. En 1572 Don Juan de Austria reformó el tercio de Moncada y mandó sus compañías al núcleo del de Figueroa, que había quedado en Italia al mando de Ponce de León. En una segunda «reforma» estas compañías pasaron a «rehinchir» los Tercios de Nápoles y Sicilia. De este modo, entre 1572 y 1575, y sin cambiar de compañía, el soldado aventajado Cervantes estuvo en operaciones los meses de


EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016
To see the actual publication please follow the link above