Page 83

EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

Cervantes redimido del cautiverio. Grabado de La Ilustración Católica. 1877 REVISTA EJÉRCITO • N. 908 NOVIEMBRE • 2016  83  CERVANTES razón sería por evitar que el castigo le causase un daño que impidiese recibir una recompensa por su parte. Mientras tanto, en junio de 1578, la familia de Cervantes trataba de poner en marcha una operación de rescate a través de un mercader valenciano al que se comprometieron a pagar 200 ducados, pero bien sea porque el mercader se echó atrás o porque no pudieron reunir la cantidad acordada, la operación no se llevó a cabo. A continuación la madre de Cervantes recurrió a solicitar un permiso real para llevar mercancías a Argel, que le fue concedido, con la idea de vender este y así obtener ingresos para el rescate, pero otra vez llegó el fracaso al no encontrar comprador. Un cuarto y último intento de fuga se produjo en el mes de octubre de 1579. En esta ocasión se convenció a un mercader valenciano para que comprase una embarcación en la que pudieran escapar algunos cautivos y el mismo Cervantes dio cuenta del plan a cerca de 60 prisioneros relevantes. Un nuevo fracaso puso fin al plan, al ser puesto en conocimiento de Hasán Bajá, rey de Argel, por uno de los prisioneros que buscaba una recompensa. Nuevamente, Miguel se declaró único culpable y sufrió las consecuencias, pues Hasán Bajá decidió llevárselo con él a Constantinopla para así dificultar su huida, con lo cual se hubiera desvanecido su esperanza de ser rescatado. Cervantes relataba así esta odisea en el Quijote: «Solo libró bien con él un soldado español llamado tal de Saavedra, el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de aquellas gentes por muchos años, y todas por alcanzar libertad, jamás le dio palo, ni se lo mandó dar, ni le dijo mala palabra; y por la menor cosa de muchas que hizo temíamos todos que había de ser empalado, y así lo temió él más de una vez; y si no fuera porque el tiempo no da lugar, yo dijera ahora algo de lo que este soldado hizo, que fuera parte para entreteneros y admiraros harto mejor que con el cuento de mi historia». Por fin, la Orden de los Trinitarios decidió iniciar en 1579 una campaña de redención de cautivos y, tras obtener el permiso de Felipe II para comenzar la recaudación de fondos y organizar el traslado a Argel, designó a fray Juan Gil, redentor general de la Orden, para que, en unión de fray Antón de la Bella, comenzase la recaudación. Enterada la madre de Cervantes del viaje de los trinitarios a Argel, se puso en contacto con ellos y les hizo llegar 250 escudos, a los que se unieron otros 50 entregados por su hermana Andrea. Una vez reunidos los fondos necesarios, los padres trinitarios fueron recibidos en audiencia el 31 de mayo por Hasán Bajá y al mes siguiente dieron comienzo a los trabajos de redención. Cervantes fue uno de los últimos rescatados, pues resultó difícil reunir la cantidad exigida, 500 ducados en oro, de los que 300 se los habían entregado la madre y la hermana de Cervantes, y el resto fue completado por fray Juan Gil con los donativos de mercaderes cristianos residentes en Argel.


EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016
To see the actual publication please follow the link above