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EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

EL PENSAMIENTO MILITAR DE CERVANTES Pero en don Quijote hay una dualidad. Hay un loco que vive en el mundo de sus sueños y un hombre muy cuerdo que de vez en cuando razona y dicta sentencias que asombran al lector y a quienes le oyeran entonces. Creo que en estas últimas está el pensamiento de su autor, mientras que en el discurrir de lo que va pasando está su imaginación creadora. Y su tiempo. El hombre, el autor, inmerso en la vida, las circunstancias y las ideas de su tiempo. Cervantes vive entre el cenit del poderío militar español y el principio del ocaso. Es difícil imaginar que lo que sucede en Italia, en Flandes, en las Indias o en el mar Mediterráneo no marque la vida y las ideas de los hombres de su tiempo, y Cervantes lo es, lo contempla desde dentro, no es un observador ajeno a ese acontecer que le rodea; todo lo que pasa y le circunda influye en su obra. ¿Conoció Cervantes Del Arte de la Guerra, de Nicolás Maquiavelo? Se había publicado en Florencia en 1531 y algunas de sus ideas, como que las armas constituyen el medio para hacer cumplir las leyes y son la protección contra los desmanes de los facinerosos, aparecen también en su Discurso de las armas y las letras; como su análisis de la nueva ingeniería militar. Que un simple soldado de infantería se preocupe por lo que pudiéramos llamar «la filosofía de la guerra» no deja de ser chocante, pero son indudables la vocación literaria y la curiosidad intelectual de nuestro autor, que puede parecer inclinada hacia los libros de aventuras medievales, pero REVISTA EJÉRCITO • N. 908 NOVIEMBRE • 2016  85  Andrés Cassinello Pérez. Teniente general (2.a Reserva) PRÓLOGO El pensamiento militar de Cervantes se manifiesta en dos fuentes que se entrelazan: de un lado los avatares de su vida como soldado de infantería, y del otro las ideas expresadas en sus obras literarias sobre la milicia y la guerra. Cervantes nunca deja de sentirse soldado mientras escribe y ese ser soldado salta de página en página desde los primeros versos de La Rendición de Numancia hasta el Persiles, pasando por el Quijote. El autor de una ficción (y las obras de Cervantes son ficciones), al crear a sus personajes inventa tanto sus rasgos físicos como sus pensamientos y deseos. Pero Cervantes está fuera de la trama; ni es don Quijote, ni Sancho, ni el cura o el barbero. Cervantes ha creado una figura que piensa de un modo determinado y que vive en un universo rodeado de otras personas que piensan de distinta forma. Solo cuando Cervantes habla en los prólogos de sus Novelas Ejemplares o en el de la segunda parte del Quijote expresa en primera persona su pensamiento. De todas formas, el personaje central de su obra, don Quijote, le imprime un carácter dominante. Todo gira alrededor de él y su pensamiento predomina sobre el de sus acompañantes; por eso se llama «el Quijote» a su novela. Si quitáramos a este personaje no quedaría nada y, en cambio, todos sus acompañantes son prescindibles, incluso Sancho, como lo es en la historia de la primera salida. CERVANTES «La pluma es la lengua del alma»1


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