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EJERCITO DE TIERRA NOVIEMBRE 2016

REVISTA EJÉRCITO • N. 908 NOVIEMBRE • 2016  97  CERVANTES 32 galeotas, estaba a las órdenes de Cara Hodja o Kodja, un corsario de renombre; en el centro estaba Alí Bajá con 87 galeras y 32 galeotas, y en la reserva Murat Dragut, al mando de 8 galeras y 21 galeotas y fustas. Antes de que zarpara toda la escuadra cristiana, Don Juan de Austria envió por delante unas cuantas naves a las órdenes de Gil de Andrade para descubrir cuál era la situación de la flota turca; el 9 de septiembre informó Andrade de que las galeras otomanas iban en dirección a Corfú y Morea. Seis días después, Don Juan de Austria daba la orden de zarpar y el 26 llegaba a Corfú; el día 29, un nuevo aviso de Andrade informaba de que la flota turca se había refugiado en el golfo de Lepanto, hacia donde se dirigió la flota cristiana y llegó al amanecer del 7 de octubre a las islas Equinadas o Curzolares, donde divisó las galeras turcas que se aprestaban a la batalla. La flota de la Santa Liga se colocó a la entrada del golfo en forma de media luna, con los extremos hacia la flota enemiga y cerrando la posible salida de las naves otomanas. En el centro, más rezagado que los extremos, estaba la escuadra de Don Juan de Austria, compuesta por 63 galeras (26 españolas, 24 venecianas y el resto pontificias y maltesas), con la galera real flanqueada por la capitana veneciana a la izquierda al mando de Veniero y la capitana pontificia con Colonna a la derecha. En ese extremo de la formación, cubriendo hasta la costa de Morea, se colocaron 64 galeras (22 españolas, 24 venecianas y el resto un conglomerado de naves toscanas, papales y particulares) bajo las órdenes de Juan Andrea Doria. A la izquierda había 63 galeras (40 venecianas y el resto, españolas y pontificias) bloqueando el mar hasta las islas Curzolares y a las órdenes de Barbarigo. En retaguardia quedaban 35 galeras (21 españolas, 10 venecianas y 4 romanas) al mando del marqués de Santa Cruz, don Álvaro de Bazán, con la misión de acudir en ayuda de quien necesitara socorro. Por consejo de don García de Toledo se acordó que antes de entrar en combate se cortaran los espolones de las galeras para facilitar la utilización del cañón de proa, además de rebajar el nivel del barco, por lo que quedaban las turcas más vulnerables para los cañones y la arcabucería cristiana al ser más altas de construcción. Al estar en orden de batalla, Don Juan de Austria embarcó en una fragata y pasó la última revista dando las órdenes finales, que fueron: apartar los buques auxiliares de los de combate, prevenir a sus hombres del griterío de los turcos, que se oiría pese a los disparos de la artillería al iniciarse el combate y prometió la libertad a los galeotes que destacaran en el remo o en la lucha. Vuelto Don Juan de Austria a la capitana, recibieron la absolución y la indulgencia plenaria todos los hombres, impartida por los jesuitas y franciscanos que iban a bordo para esa misión por encargo papal y para socorro espiritual de heridos y agonizantes. A las 10 de la mañana del 7 de octubre de 1571, la flota cristiana se puso en movimiento en busca de la turca y pudo comprobar que era más numerosa, ya que estaba compuesta por 260 galeras (unas 50 más que las cristianas), entre las que estaban las del pirata Luchalí, muy temido en el Mediterráneo. El mando supremo lo tenía Alí Bajá, partidario de Don Juan de Austria, comandante de la escuadra cristiana


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