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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 909

Geografía e Historia REVISTA EJÉRCITO • N. 909 DICIEMBRE • 2016  79  El objeto de este artículo es hacer un breve recorrido a través de las diferentes tipologías de arquitectura defensiva militar presentes en Navarra. Debido a la gran importancia que tuvo nuestro país en épocas pasadas, y a lo convulso de la historia española a lo largo de los siglos, ha llegado hasta nuestros días una rica herencia cultural en forma de diferentes tipos de edificaciones defensivas militares. Conocer estas construcciones y saber leer a través de su arquitectura es una forma excepcional de aprender una parte muy importante de nuestra historia, así como de acercarnos a un pasado bélico que ha dotado de una profunda impronta e identidad a nuestra nación. A través de una selección de ejemplos de arquitectura militar, que pertenecen principalmente a las épocas moderna y contemporánea, se enumerarán diferentes tipologías de construcciones que concentran un pedazo de la historia del lugar sobre el que se asientan. EL CASTILLO MEDIEVAL - CASTILLO DE JAVIER El castillo medieval constituye, sin duda, el ejemplo de arquitectura militar defensiva más característico que existe en nuestro país. Nuestro intenso pasado bélico ha hecho posible que llegaran hasta nuestros días innumerables tipologías de castillos diferentes. Generalmente, se entiende como «castillo» el recinto amurallado que encierra un patio de armas en torno del cual se sitúan una serie de dependencias y que integra por lo menos una torre habitable. Estas construcciones nacen de la necesidad de disponer de un espacio de fácil defensa ante agresiones externas. Pueden configurarse para defender desde una pequeña familia de la nobleza feudal hasta ciudades enteras, y en momentos de necesidad refugiaban a toda la población en el interior de sus murallas. También la fuerza armada que podían albergar variaba en función de diversos factores. Existen antecedentes de estas construcciones desde el Neolítico (8500 A. C. - 2500 A. C.), cuando diferentes pueblos primitivos construyeron poblados fortificados en colinas y puntos elevados para facilitar su defensa. Primero se levantaron en barro o adobe, para posteriormente acabar siendo de piedra o de ladrillo, según la disposición de los recursos de la región. Posteriormente, el Imperio Romano desarrolló todo un sistema de fosos, empalizadas y otros obstáculos que se integraron en la construcción de campamentos y fuertes. Durante la Edad Media los primeros castillos utilizaban cercos de empalizadas de madera que, poco a poco, fueron evolucionando hacia el muro de piedra. En esta época proliferó la construcción de torres y castillos, que empiezan a cumplir no solo funciones puramente castrenses, sino también residenciales. Si bien podían estar enclavados en los núcleos urbanos, lo común es que se situasen en lugares estratégicos, normalmente en puntos elevados y próximos a cursos de agua. A menudo se localizaban en enclaves centrales desde donde pudiera organizarse la propia defensa de las poblaciones que de él dependieran. A partir del siglo XVI, con el fin del feudalismo  y la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos los fue abandonando a cambio de mansiones palaciegas en la corte. Por este motivo, y porque quedaron obsoletos en su función militar, los castillos perdieron gran parte de su interés y fueron decayendo. A partir de entonces la tipología defensiva militar heredera de esta la constituyó la fortaleza moderna, donde vuelven a ser predominantes las funciones militares. El Castillo de Javier se sitúa al sureste de la provincia de Navarra, a pocos kilómetros del límite con Aragón. El origen de este conjunto amurallado fue una torre defensiva del siglo X-XI construida para labores de vigilancia. En torno a ella se fueron añadiendo, entre los siglos XII y XV, diversos recintos que configuraron su actual morfología. Este complejo amurallado tiene un gran valor debido no solo a la riqueza de su herencia cultural y al estado óptimo en que ha llegado hasta nuestros días, sino también por haber sido el lugar donde nació y vivió durante su juventud san Francisco Javier, actual patrón de Navarra. Tiene así hoy en día una gran importancia religiosa como lugar de peregrinación anual para multitud de cristianos. Es un claro ejemplo de castillo medieval. Se compone de tres cuerpos sucesivamente escalonados en orden de antigüedad. El estilo


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