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REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2017

TEMAS GENERALES este cementerio, la inmensa mayoría, soldados y marineros. Unos fueron defensores de causas liberales y otros murieron defendiendo monarquías absolutas durante un convulso siglo XIX. Los hay cantonalistas y los hay que murieron camino de las colonias de ultramar. Incluso muertos que se quedaron sin patria por la que luchar y morir: los que volvieron después de perder Cuba y Filipinas. Allí están enterradas monjas de la Caridad, también niños, mujeres, personal de la Maestranza del Arsenal de La Carraca, bogadores de faluchos, inválidos de Marina, capellanes, cocineros, médicos, aprendices de múltiples oficios, presos de la jurisdicción ordinaria, sirvientes del colegio naval militar, prisioneros carlistas, cabos de vara (6), desterrados y confinados políticos en el Penal de Cuatro Torres, insurgentes cubanos, tres ajusticiados a pena de horca y descuartizamiento posterior y, posiblemente, un número indeterminado de republicanos fusilados durante la Guerra Civil. Muchos muertos sepultados en este cementerio como para que siga olvidado y en ruinas. Pero no nos engañemos, además de los franceses enterrados, la realidad es que estos ciudadanos fueron españoles del siglo XIX que vivían y morían en un país anclado en una profunda incultura y miseria. En el Cementerio de San Carlos no reposan marinos ilustres, ni soldados ilustrados. Difícilmente estos hombres empeñaron su vida por ideas o ideales propios, más bien cayeron por ideas o ideales de otros. Y, sin embargo, todos ellos tienen un factor común: murieron mientras vestían el uniforme militar de la nación que les tutelaba: España. Todos estos muertos han contribuido de alguna manera a que cada uno de nosotros hoy seamos conscientes de pertenecer a una patria. Conclusión Después de recuperar la historia olvidada de este cementerio ya no deberíamos hacer caso omiso de estas piedras ni de esta historia. De una u otra forma es nuestra obligación darle a este lugar la importancia que merece. No es la consideración subjetiva que cada uno interprete, no; hay una importancia objetiva inherente al elemento patrimonial, en este caso, un viejo cementerio de soldados y marineros. Porque un cementerio de soldados exige la obligación ineludible de cumplir con un acuerdo tácito: ellos, los soldados, entregan la vida si es preciso —y no solo hablamos de muertes heroicas en el campo de batalla, no es eso, porque la inmensa mayoría de estos hombres murieron de tisis y disente- (6) Nos referimos a cabos de vara del Penal de Cuatro Torres del Arsenal de La Carraca, una especie de capataz entre los penados. La vara que lo identificaba no solo era un símbolo de autoridad, sino herramienta disuasoria. 34 Enero-feb.


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