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REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2017

Consideraciones VIVIDO Y CONTADO Inicialmente, al no estar reconocida de manera oficial, la Unidad carecía de presupuesto, plantilla de personal, tablas de armamento, material y otras necesidades básicas. Todo lo suplimos con el celo, nunca mejor dicho, además de con pequeños actos de «rapiña», como las incursiones del sargento Carcavilla al Arsenal de La Carraca. Los soldados de reemplazo, que por entonces ganaban la espléndida suma de nueve pesetas, 27 tras su ascenso a cabo eventual, se veían obligados a pagarse la boina verde, que costaba 72 pesetas, que tan gran esfuerzo les suponía ganar, hasta que seis años después, por Orden Ministerial del 30 de octubre de 1972, fue declarada reglamentaria. Tampoco nos fue reconocida inicialmente la Aptitud de Paracaidismo, a pesar de estar efectuando saltos y reválidas, hasta que después de seis años fue concedida a la Unidad Especial de Buceadores de Combate (UEBC) del Centro de Buceo de la Armada, tras elevarse oportuna instancia. Así estaban las cosas a pesar de las numerosas felicitaciones que se recibían por parte de fuerzas especiales españolas y extranjeras. Pero nada influía en la preparación, entusiasmo y control de los ejercicios, de tal manera que jamás tuvimos lesión alguna, y seis meses antes de su fundación, en momentos en que la Infantería de Marina no tenía reconocidas las misiones de 2017 67


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