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ces la voz, la imagen y la representación de CASA ante el Ministerio del Aire, el INI y demás estamentos oficiales y por ello gozaba de un bien ganado prestigio, no se puede descartar la posibilidad de que fuera un golpe de efecto para llamar la atención en el Ministerio del Aire sobre los problemas que habían llevado a CASA hasta tan crítica situación. Sea cual fuere el caso, lo cierto es que reconsideró su postura y volvió para ocupar el puesto de director gerente y consejero delegado semanas más tarde. Pasado el bache de 1948, el año 1949 se inició con el anuncio de una reorganización 102 más profunda de la estructura de CASA que se abordó en dos etapas. La primera de ellas quedó establecida en la reunión del Consejo de Administración del 25 de enero. Se aprobó el cese de Pedro Huarte-Mendicoa como director de la factoría de Madrid. La Oficina de Proyectos pasó a tener el rango de Dirección de Proyectos con Huarte-Mendicoa como director, y se realizó en febrero su traslado al edificio de Rey Francisco 4, donde ocupó toda la segunda planta del recién estrenado inmueble. Eugenio Aguirre Castillo fue nombrado director de Fabricación, cargo que compartiría durante 1949 con la dirección de la factoría de Getafe. Además se decidió crear un Taller de Prototipos en la factoría de Getafe cuya jefatura recayó en Andrés Pitarch Ruiz. La reorganización tuvo su culminación cuando en la reunión del Consejo del 26 de septiembre de 1950 se aprobó que la Dirección de CASA quedara formada por el consejero delegado, José Ortiz-Echagüe Puertas; el director gerente, Francisco Díaz Iboleón; el director de Fabricación, Eugenio Aguirre Castillo; el director de Administración, Emilio de La Guardia Ruiz; y el director de Proyectos, Pedro Huarte- Mendicoa Larraga. Tan significativa decisión había venido precedida por una noticia de excepcional relevancia para CASA, cual había sido la firma del contrato con el Ministerio del Aire el 23 de junio precedente para la construcción de un total de 112 aviones C-201, elevado a escritura pública el 1 de agosto. Ello a pesar de que las reservas de Huarte-Mendicoa a la luz de las dificultades para obtener personal cualificado se vieron confirmadas con el paso de los meses. El desarrollo del avión se había demorado notablemente, de manera que el vuelo inaugural del primer prototipo C-201 no había podido tener lugar hasta el 11 de febrero de 1949. En honor a la verdad solo una parte de esa demora había sido atribuible a las limitaciones de la novel Oficina de Proyectos de CASA. De hecho los ensayos estáticos se concluyeron con pleno éxito en abril de 1948 dejando el camino expedito para un primer vuelo en el verano siguiente. Los interminables problemas de Elizalde con el motor Sirio S.7 habían mantenido al primer prototipo sin planta propulsora y al final el primer vuelo se pudo realizar gracias a que se instalaron en él sendos motores Armstrong Withworth Cheetah 25 de 385 CV de una potencia muy inferior a la necesaria. Esa insólita situación tan solo fue la antesala de un largo rosario de reveses que impidieron la culminación con éxito del programa C-201, cuya destino habría sido muy distinto si en su momento el Ministerio del Aire hubiera decidido emplear en él motores del exterior en vez de encastillarse en el uso de motores nacionales. El Base aérea de Talavera la Real, 7 de octubre de 1956. De izquierda a derecha: teniente general Julián Rubio López, jefe del Mando de la Defensa Aérea; general de división del Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos Vicente Roa Miranda, entonces director general de Aeropuertos; teniente general Eduardo González-Gallarza Iragorri, ministro del Aire; teniente coronel José Ramón Gavilán Ponce de León, jefe de la Escuela de Reactores; y general de brigada José Lacalle Larraga, subsecretario del Ministerio del Aire. Archivo Histórico del Ejército del Aire.


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