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posteriormente participarían en el ejercicio real: barcos de superficie, aviones y helicópteros; la trayectoria del submarino era manejada por el director del ejercicio y sus evoluciones eran secuencialmente grabadas en una gran pantalla en una sala de proyecciones, donde las unidades estaban representadas por distintos colores. El rojo correspondía siempre al submarino. Al término del ejercicio todos los asistentes nos reuníamos frente a la pantalla y un equipo director hacía el análisis de los resultados, evaluando la actuación de cada unidad participante. Esta simulación era conocida como el “Juego de la Guerra” y al indudable interés pedagógico que tenía había que añadirle el humano, al facilitar el contacto e intercambio de impresiones entre las distintas dotaciones de buques y aeronaves, lo que enriquecía extraordinariamente el conocimiento del conjunto. Una vez integrados plenamente en la unidad como tripulantes del Grumman, cada uno fuimos asignados a una tripulación fija, por lo que nuestra convivencia con los marinos y el resto de los componentes cobraba una nueva dimensión, ya que eran muchas las horas que compartíamos tanto en misiones como en los destacamentos con motivo de las maniobras. Desgraciadamente, como relato a continuación, no tuvimos ocasión de disfrutar de los viejos “Albatross” pues al día siguiente de participar en el Desfile de las Fuerzas Armadas celebrado en mayo de 1978 en Madrid, fueron dados de baja. Habíamos despegado cinco aviones de la Base Aérea de Jerez hacia Madrid y, nada más iniciar el vuelo, uno de ellos tuvo que volver a Jerez por avería en un motor. Los restantes cuatro aviones continuamos nuestro vuelo y cuando estábamos llegando al circuito de espera asignado para el desfile, otro avión comunica problemas y se dirige a tomar tierra en la Base Aérea de Getafe. Para colmo de males, un tercer avión, justo antes de iniciar la pasada sobre el paseo de la Castellana comunica que tiene una pérdida de aceite en un motor, a lo que el jefe de la formación le ordena que completada la pasada por la tribuna se dirija al campo alternativo. En estas circunstancias la “pasada” la hicimos tres aviones, uno de los cuales iba dejando una estela blanca motivada por la pérdida de aceite, lo que provocó la alerta entre las autoridades de la tribuna y la consecuente decisión del jefe del Estado Mayor del Aire de dar de baja a los Grumman. Cuando de vuelta tomamos tierra en Jerez, los dos aviones “supervivientes” ya presentíamos el desenlace. Como contrapartida, la baja de los Grumman supuso para nosotros el inmediato acceso al P-3 “Orión”, meta de nuestras ilusiones, que se verían plenamente satisfechas, tanto profesionalmente como pilotos de Patrulla Marítima, como con la experiencia que adquirimos en los vuelos transoceánicos hacia los EEUU para efectuar las revisiones mayores (overhaul) en los que vivimos imborrables peripecias. En nuestro tiempo libre en el escuadrón solíamos leer las publicaciones que les llegaban a los marinos, la Revista General de Marina y otras de las Armadas de distintos países, publicaciones similares a nuestra Revista de Aeronáutica y Astronáutica. De dichas lecturas surgían interesantes temas profesionales de conversación y como no podía ser menos, la eterna discusión de que si la Patrulla Marítima debía estar en manos de la Armada o del EA, tema recurrente a lo largo de la historia de la Unidad. 129 Interior estaciones tácticas Grumman. 1CASEX: ejercicios coordinados antisubmarinos, llevados a cabo mediante la colaboración de buques y helicópteros de la Armada con aviones antisubmarinos del EA y la participación de un submarino, “el enemigo” a batir.


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