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LA MORAL MILITAR DE LOS SOLDADOS ESPAÑOLES… 223 Hubo alguna nota discordante, como la del soldado que contaba que “ha sido un barbaridad la gente que ha muerto en Cuba” y creía que había guerra para rato. Sin embargo, ni siquiera él dudaba de la victoria española y podía la idea de que “los jodemos por todas partes”. El periodo lo cerró el relevo de Martínez Campos por Weyler, cuando los soldados mostraron su apego a la mano dura. Durante algunas semanas continuaron las largas operaciones, pero las cartas transmitieron optimismo, expresiones patrióticas y confianza en una victoria que se creía inminente, por la supuesta cobardía de los insurrectos y la eficacia de la represión. Hacia marzo del 96 comenzó otro periodo, marcado por la estrategia de Weyler. Desde la perspectiva de la moral de los soldados duró algo más de un año, hasta el verano del 97. Fue cuando se construyeron las trochas, para dividir el territorio. Se rehabilitó la trocha Morón-Júcaro, que en la guerra de los Diez Años había contenido la insurrección en Oriente, y se levantó la de Mariel, buscando aislar la parte occidental. Después, se acometieron las reconcentraciones, que ordenaban el desplazamiento de la población rural hacia algunos enclaves. En este periodo no hubo ya marchas compulsivas de tropas. El ejército español incrementó sus efectivos, hasta superar los 200.000 hombres, el mayor ejército colonial organizado nunca por España. La mayor parte de los soldados fue destinada a pueblos, los fuertes de las trochas y guarniciones estables. En general, participaron sólo en operaciones de vigilancia o en cortos desplazamientos. Simultáneamente algunas columnas limpiaban el territorio. Estaban mejor conjuntadas, con infantería, caballería y artillería de montaña. Con la racionalización del despliegue, los suministros se estabilizaron. Las cartas de esta época no recogen las noticias de carencias características de los primeros meses. El nuevo estado de cosas se percibió inmediatamente en las misivas de los soldados, de los que la mayoría eran ya quintos. Hubo muchas menos noticias de incidentes bélicos, mientras ganaban espacio las que contaban su vida cotidiana. La moral de la tropa fue alta. Los soldados confían rotundamente en la victoria española. “Esto no es guerra”, “estamos como queremos”, “estamos mejor que queremos”: la expresión, insistente, se explicaba por la regularidad de los abastecimientos y los pocos enfrentamientos. Hubo quejas por la necesidad de llevar constantemente el armamento, por la carestía que encontraban fuera del cuartel y porque no siempre llegaban cartas de casa, pero respecto a los sustancial predominaba una idea: “sobre la guerra es más el ruido que meten por ahí que las nueces”. “Aquí nada se sabe de la guerra”, “de la guerra … que está cada vez menor y creo que pronto se acabará”, “estoy muy a gusto”, “yo estoy muy a Revista de Historia Militar, 121 (2017), pp. 223-234. ISSN: 0482-5748


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