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REVISTA DE SANIDAD FAS ABRIL JUN 2017

J. Fidalgo Pernía, et al. cursos humanos deben permanecer el mínimo tiempo posible en situación de baja sanitaria. Entre las lesiones más importantes y frecuentes que se pueden sufrir en el Teatro de Operaciones (TO), debido a su gravedad y riesgo vital, se encuentran las de origen traumático. Sin embargo, también se presentan con cierta frecuencia otras heridas como cortes, laceraciones, abrasiones y lesiones menores que, igualmente, precisan de una atención sanitaria y de un posterior seguimiento durante las curas diarias. En consecuencia, este tipo de lesiones, conllevan aparejadas una incapacidad para el servicio y la necesidad de la participación de medios sanitarios humanos y materiales, los cuales son considerados siempre un recurso crítico en cualquier tipo de despliegue. Entre los pertrechos que utilizan los soldados desplegados se encuentra el Botiquín Individual de Combate (BIC). El BIC está conformado por diferentes elementos que han ido evolucionando según los tiempos, siendo sustituidos por materiales más modernos, apropiados e innovadores. Uno de estos componentes siempre han sido los apósitos1. Los apósitos, en la actualidad y a nivel general, se pueden dividir: a)  Según su localización: 1.  Primario, el que se pone en contacto directo con la herida. 2.  Secundario, el que se pone sobre el primario para absorber, proteger y/o sostener. b)  Según su modo de acción: 1.  Pasivos, son aquellos que no interactúan con la herida, tienen alta capacidad de desecación y poca absorción. Son los usados en la cura convencional. El más representativo es la gasa tejida o prensada, material de origen natural que puede destruir el tejido de granulación durante la cura tras haberse adherido a él. 2.  Activos, en base a las fuentes consultadas, son los utilizados en la curación avanzada y son activos porque interactúan con la herida favoreciendo su proceso de cicatrización. Las características de estos apósitos son las de proporcionar un ambiente húmedo, esterilidad, elevada capacidad de absorción, protección contra la infección, no adherencia, no toxicidad ni alergenicidad, sin depósito de residuos en la herida, adaptación a los contornos anatómicos, resistencia, facilidad de uso y disminución del dolor y del olor2-4. Winter y Scales, en 1963, realizan el primer estudio experimental demostrando que la cicatrización es más rápida en ambiente húmedo que en ambiente seco. Es decir, que mantener el lecho de la herida en condiciones fisiológicas de humedad y temperatura adecuada, favorece la cicatrización de la herida en un medio lo más natural posible. Este tipo de cura es óptima para cualquier herida y, según el tipo, se realizan los cambios en un periodo de 2 a 6 días. A diferencia de la cura tradicional, no le produce dolor al paciente durante el episodio, reducimos el riesgo de infección y aceleramos la cicatrización5-7. Entre los tipos de apósitos activos podemos citar: los de alginato, los bioactivos, los de carbón, los de espuma de poliuretano, los de film, los hidrocoloides, los de hidrofibra de hidrocoloide, los de hidrogel, los de silicona y los apósitos con propiedades antimicrobianas. Y dentro de estos últimos los de plata, los de yodo, polihexametilenobiguanida (PHMB) y los impregnados de cloruro dialquilcarbamoilo8,9. 114  Sanid. mil. 2017; 73 (2) La incorporación de las nuevas tecnologías permite el desarrollo de apósitos novedosos con características especiales. Su llegada a nuestro país, a través de diferentes canales comerciales, nos da la posibilidad de utilizar estos productos en las FA,s. Los apósitos impregnados de cloruro dialquilcarbamoilo (DACC) tienen la capacidad de absorber y captar los gérmenes en las heridas. El DACC es un derivado sintético de un ácido graso hidrófobo natural que se encuentra, entre otros, en las telas de araña (las gotas de agua que se forman en las telas de araña son el signo visible de esta característica). A diferencia de los apósitos clásicos, no contienen ningún principio activo desde el punto de vista químico o farmacológico y, además, reducen la carga bacteriana de las heridas mediante un mecanismo de acción físico basado en la presencia de un revestimiento hidrofóbico sin utilizar principios activos químicos antimicrobianos, no produciendo toxinas ni la muerte celular que producen los anteriores10. Su mecanismo de acción se basa en que la mayoría de los microorganismos patógenos que producen infecciones u obstaculizan la cicatrización de las heridas, son hidrófobos. Cuando entran en contacto con el DACC, que también es hidrófobo, se unen a éste de manera irreversible mediante la exclusión de las moléculas de agua que les rodean y, una vez adheridos al apósito, se inactivan impidiendo su reproducción y secreción de toxinas nocivas11,12. Las recomendaciones del producto determinan que se pueden mantener sin cambio hasta cinco días acelerando de este modo la cicatrización y aumentando la capacidad del combatiente, al no requerir cuidados especiales por parte del escalón sanitario que le corresponda. También pueden ser utilizados en otras heridas, colonizadas o quirúrgicas, ante las que pretendamos evitar la infección, así como en el taponamientos de heridas por arma de fuego o por arma blanca, laceraciones o cortes de cualquier índole13. Esta característica los haría muy polivalentes en nuestro campo de trabajo que sería el despliegue de tropas en Z.O. El Botiquín Individual de Combate, acorde al STANAG 2126 medstd (edición 6) de 10 diciembre de 2009 y similar al de otros ejércitos de la OTAN, está compuesto por: tijeras corta-ropa, vendaje de emergencia compresivo, torniquete (CAT), fichas guía, guantes, venda de combate hemostática, agente hemostático en granos, toalla anti-quemaduras, aplicador agente hemostático, mascarilla facial para RCP y spray auto-protector14. En él podríamos incorporar este apósito impregnado con DACC (Figura 1). Figura 1.  Composición del Botiquín Individual de Combate. Fuente EMMOE.


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