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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 137

JOSÉ ANDRÉS ÁLVARO OCÁRIZ La noche del 12 al 13 de julio de 1801 fue aprovechada por el navío británico Superb, que se acercó todo lo posible al Real Carlos, sobre el que descargó casi toda su artillería. Algunos de los proyectiles fueron a impactar en el San Hermenegildo, cuyo comandante, entendiendo que algún enemigo estaba a su altura aprovechando la oscuridad, casi completa, dio orden abrir fuego. La andanada impactó de lleno en el Real Carlos, que persuadido de estar siendo atacado por un buque enemigo, disparó a su vez contra el San Hermenegildo. De resultas del cañoneo se perdieron los dos navíos y más de 2.000 hombres, entre ellos ambos comandantes. Uno de estos era Manuel de Emparan, que falleció al mando de su buque, en la mar, cuando contaba cuarenta y siete años. Nos encontramos de nuevo con dos hermanos, los Carranza vivero. Juan Manuel de Carranza y Vivero nació en trucios (vizcaya) en 1756 y falleció en Puerto Real (Cádiz) en 1824. Participó en 1775 en la expedición de Argel. Estuvo tres años en Brasil, donde tomó parte en la expedición a Santa Catalina. Navegó en corso contra los ingleses. Realizó cuatro expediciones contra los indios del Darién. tomó parte en la evacuación de Orán, socorrió a Ceuta, navegó en corso contra los norteafricanos y bombardeó tánger, participando asimismo en dos expediciones contra esta plaza. Navegó como corsario por la costa cantábrica de 1793 a 1796. Se marchó a América. Cuando iba a Cartagena, fue atacado por una fragata y un navío ingleses, a los que se enfrentó causándoles graves daños, como consta en su hoja de servicios: «Sostuvo con la fragata Santa Elena, de 48 cañones que estuvo a su cargo en las costas de Conil en el año 1797, un obstinado combate, hasta el apurado extremo de irse a pique, salvándose solo con tres heridos. Salvó, así mismo, la estatua de su Majestad a caballo, de cuerpo entero, todo cubierto de oro, valorado en 150.000 pesos, regalo de la Ciudad de México para su soberano, batiéndose contra un navío y una fragata de guerra inglesas, de cuyo comandante, Jorge Martein, mereció un bastón de mando y una carta de elogio, habiendo tenido durante el sangriento combate 100 hombres muertos y más de 150 heridos, siendo uno de ellos en 3 partes. Noticioso el soberano de tan brillante acción mandó que se le pusiera en su hoja de servicios la honorable nota de Bizarro». Se le confió el mando de una división de cuatro fragatas con las que transportó, de Mallorca al continente, 3.000 hombres de tropa para la campaña de Portugal. En 1803 mandó un navío de servicio a América y en enero de 1804 tomó el mando del apostadero de Cádiz. En 1805 socorrió con sus fuerzas a la escuadra batida en trafalgar, impidiendo que los tripulantes perecieran en la costa. A principios de 1809 fue nombrado comandante jefe de la expedición de mar para la reconquista del reino de Galicia, habilitada en Cádiz, y con ella auxilió y sostuvo la defensa de Puente Sampayo. 112 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 137


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