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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 137

LA HIStORIA MARítIMA EN EL MUNDO José Antonio OCAMPO ANEIROS Coronel de Máquinas (R) LA HIStORIA vIvIDA Viaje del rey Alfonso XIII a las islas de El Hierro y La Gomera EN nuestro afán de recoger en esta sección las vicisitudes profesionales de los hombres de mar, así como aquellos sucesos relacionados con este medio expresivos de los valores de la milicia, traemos hoy aquí una breve crónica del viaje realizado por el rey Alfonso xIII, el 5 de abril de 1906, a las islas de El Hierro y La Gomera, del archipiélago canario. En ella se muestra cómo la realeza afronta con naturalidad los problemas sobrevenidos en el curso de una navegación menor. La crónica, que no lleva firma, está tomada del semanario madrileño Nuevo Mundo (núm. 641, 19 de abril de 1906). Las fotografías, salvo la primera, son de Campúa. «El rey en las islas de Hierro y Gomera La falta de buenos puertos en las pequeñas islas de Hierro y Gomera, fue causa de que fuera muy dificultoso el desembarco que en ellas hicieron las reales personas y su séquito el día 5 del corriente. Frente a la de Hierro, el ministro de Marina advirtió a S.M. las dificultades que habría, y tanto aquel como sus compañeros de gabinete, se opusieron al desembarco de D. Alfonso; pero este contestó que, estando frente a tierra española, no habría razón que le disuadiese de bajar a ella, para saludar a aquellos habitantes que le aclamaban desde la playa; y se procedió al desembarco. Una de las lanchas en que iban soldados de Marina y una banda de música zozobró, yendo al agua todos los hombres, pero fueron recogidos inmediatamente. Los instrumentos de música son los que se perdieron, exceptuando un contrabajo. El rey saltó a tierra en una roca cortada, en medio de una entusiasta ovación y vivas al rey valeroso; y trepando por un angosto sendero abierto en la roca, por donde era muy difícil seguirle, llegó a donde le esperaba el público, que redobló entonces con indescriptible entusiasmo sus aclamaciones. Como en el punto donde se desembarcó había bastante oleaje y la mar se estrellaba contra las rocas, una de las olas salpicó a varias de las personas del séquito de S.M., en el momento en que acababan de tomar tierra. Poco más o menos lo mismo sucedió a la llegada a la (sic) Gomera. Hay allí un pequeño desembarcadero que no pudo ser utilizado por el mal estado del mar, y se halló preferible saltar a tierra en otro lugar, sobre las mismas rocas de la costa. El entusiasmo del pueblo de la Gomera al recibir a S.M., no cedió al demostrado en las demás islas». Año 2017 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 119


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