TEMAS GENERALES sobre la cubierta resbalaban a consecuencia del agua que era lanzada por las bombas (16). Pero pese a todos estos esfuerzos, el fuego cobró nueva fuerza, haciendo imposible la permanencia a bordo, razón por la cual el equipo de control de las llamas tuvo que abandonar el buque para dar paso a una nueva estrategia. Ya era muy tarde para sacarlo desde su fondeadero, pues el fuego en cubierta no permitía realizar las maniobras necesarias. Se dice, además, que por más intentos que se hicieron no fue posible abrir las válvulas del depósito de pólvora, lo que habría permitido inundarlo de agua en un breve plazo (17). Dada la imposibilidad de controlar las llamas y ante el temor de una detonación masiva de su carga, la autoridad marítima ordenó echarlo a pique (18). Rápidamente los navíos de guerra chilenos Esmeralda y Maipo, junto al buque insignia de la escuadra francesa Duguay-Trouin (19), iniciaron un incesante y nutrido cañoneo contra el Infernal sin conseguir su objetivo de enviarlo bajo el mar (20). Una lancha del Duguay-Trouin peligrosamente lanzaba tiros con dirección a tierra, cuyas primeras balas alarmaron a la multitud agolpada en la bahía, ya que no conseguían impactar sobre el Infernal (21). Más de cien tiros de cañón fueron disparados al buque con la esperanza de hundirlo, pero todos los esfuerzos para extinguir el incendio se hacían inútiles (22). En los intervalos entre cada disparo, se sentían fuertes detonaciones en el interior del Infernal (23), que no eran otra cosa que las primeras piezas del dominó que desencadenaría una terrible explosión en cadena. El trabajo era incansable; aún cerca de las 17:30 horas, el pontón inglés Nereus —más próximo a la acción— continuaba la tarea de verter agua sobre el transporte en llamas, mientras que el Maipo continuaba asestando certeros tiros sobre el costado del buque (24). Pocos momentos después se daría la orden a todas las embarcaciones de alejarse del pontón en llamas, dejándolo unos cuantos minutos a su suerte bajo la mirada atenta de unas 10.000 personas presentes en la bahía (25). A eso de las 18:00 horas (26), sucede el peor de (16) VALENZUELA, Ricardo: Viento en la bahía. Editorial del Pacífico, 1955, pp. 59-61. (17) VIDAL GORMAZ, Francisco: op. cit., p. 318. (18) Liga Marítima de Chile: op. cit., p. 24. (19) Courrier de la drome et de l’ardèche. Año 30, núm. 275. 23 de noviembre de 1861. (20) The New York Times. 4 de noviembre de 1861. (21) VIDAL GORMAZ, Francisco: op. cit., p. 317. (22) Simpkin, Marshall & Company: The Nautical Magazine and Naval Chronicle... a Journal of Papers on Subjects Connected with Maritime Affairs, 1861, p. 691. (23) VIDAL GORMAZ, Francisco: op. cit., p. 317. (24) Ídem. (25) The New York Times, 4 de noviembre de 1861. (26) Ídem. 854 Junio
REVISTA GENERAL DE MARINA JUN 2017
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