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REVISTA GENERAL DE MARINA JUN 2017

siones, sino nuestros intereses. Ya nadie es militar por obligación, sino por voluntad propia. Y pocos permanecerán en la Armada durante toda su vida laboral (5). Hoy en día, en fin, nuestra realidad como militares es diferente. Bajo esas circunstancias, un equipo de líderes militares solo alcanzará un extraordinario rendimiento si consigue estar poderosamente cohesionado mediante la búsqueda de TEMAS PROFESIONALES Trainera en La Concha. (Foto: Internet). un único propósito, común para todos sus miembros. Un objetivo que sea capaz de aunar el interés colectivo como equipo con los intereses personales de todos y cada uno de sus componentes. La fuerza del objetivo que nos hemos impuesto está en que en misión de combate designa de manera explícita el «sobrevivir» como un propósito colectivo. Ya no es solo un interés individual o del Mando. Y lo hace por medio de alcanzar el «cumplimiento de la misión», fusionando así interés colectivo y personal en uno solo. Pero es quizás para tiempo de paz donde nuestro objetivo cobra especial relevancia. En este caso, «sobrevivir» simboliza el triunfo en el mundo actual, realizarse con el trabajo propio y la formación recibida. Al definirlo como objetivo explícito, se modifica la dimensión social de nuestro desarrollo personal, convirtiéndolo en una obligación colectiva de todo el equipo que camina en paralelo al «cumplimiento de la misión». De esta manera se funden de nuevo aspiración personal, «sobrevivir» triunfando en el mundo actual, con interés colectivo, «cumplimiento de la misión». Armada: para hacer creíble ese objetivo necesitamos que sea real y palpable. Para ello es necesario alcanzar un nuevo compromiso entre tus miembros y tú, un nuevo contrato social (6). Hasta ahora te comprometías con tu personal profesional ofreciendo seguridad a largo plazo (trabajo de por vida), desarrollo personal (ascensos) y un futuro previsible (modelo de carrera) a cambio de sacrificios, obediencia y compromiso, tanto de tus militares como, en muchas ocasiones, de sus familias. (5) Vida laboral que podríamos encuadrar entre los 18 años como mínimo y los 65 años como máximo. (6) Esta idea está desarrollada por CABRERA, José: op. cit., pp. 90-91. 914 Junio


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