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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 916

Seguridad y Defensa El dictador de Corea del Norte Kim Jong-un REVISTA EJÉRCITO • N. 916 JULIO/AGOSTO • 2017  13  encubierto de un cohete de largo alcance a principios de 2016, el Consejo de Seguridad aprobó un amplio paquete de sanciones económicas que se sumaban a las que ya estaban en vigor. El régimen norcoreano, haciendo caso omiso de las reprobaciones y de las sanciones, anunció que realizaría más ensayos nucleares y que seguiría probando y desarrollando sus misiles, y así lo ha hecho, por lo que continúa violando además, de facto, la vigente moratoria internacional sobre pruebas nucleares, así como las resoluciones del Consejo que prohíben expresamente desarrollar tecnología de misiles poniendo en órbita satélites con cohetes cuya tecnología es muy similar: en 2012 lanzaron uno y en febrero de 2016 lanzaron otro (apenas un mes después de realizar el cuarto ensayo nuclear). Las cinco explosiones nucleares subterráneas han tenido lugar en este siglo: en 2006, 2009, 2013 y enero y septiembre de 2016. No se ha podido determinar la naturaleza del material utilizado porque no se ha logrado detectar isótopos radiactivos, aunque probablemente detonaron plutonio en los dos primeros ensayos y uranio altamente enriquecido en los tres últimos. Cuando realizaron la cuarta prueba nuclear aseguraron que habían detonado por primera vez una bomba de hidrógeno. Tal afirmación fue acogida con gran escepticismo porque la magnitud del movimiento sísmico provocado, que es lo que denota la potencia de cada explosión, fue similar al detectado tras la prueba de 2013, insuficiente para una bomba H. El quinto ensayo nuclear fue algo más potente, pero tampoco lo suficiente como para tratarse de una bomba termonuclear, según afirma el Gobierno norcoreano. Fuentes surcoreanas calculan una potencia de entre 10 y 12 kilotones (las bombas de Hiroshima y Nagasaki fueron de 15 y 20 kilotones, respectivamente) y se especula con que estén utilizando bombas nucleares clásicas, reforzadas con algún isótopo de hidrógeno, pero que en puridad no se trata de explosiones termonucleares. Tal afirmación concitó el rechazo de toda la comunidad internacional, incluido el de China, que es el tradicional gran aliado de Corea del Norte, y se interpretó como una provocación y un desafío.


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