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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 916

Operaciones El presidente Ronald Reagan. En 1981 autorizó el incremento de vuelos de reconocimiento y la presencia de buques cerca de la URSS REVISTA EJÉRCITO • N. 916 JULIO/AGOSTO • 2017  31  o destruir sus silos de misiles2, por lo que si Washington emplazaba los Pershing en suelo alemán la URSS podía ser atacada sin apenas alerta previa, en pocos minutos y sin posibilidad de respuesta3. Tercero, los cambios en la doctrina nuclear aliada mediante la reducción del umbral atómico aliado al sustituir el principio de no ser la primera en emplear armas nucleares por el de no usarlas precipitadamente, lo que facilitaba el uso de armas tácticas para multiplicar el poder de las fuerzas convencionales y facilitaba un primer golpe aliado. Cuarto, la nueva doctrina estadounidense posibilitaba una guerra nuclear limitada. En 1980 Jimmy Carter firmó la Directiva Presidencial 59, que codificaba las «opciones selectivas». Concebidas para incrementar la credibilidad de la disuasión manteniendo la MAD (Mutual Assured Destruction), estas planteaban un conflicto limitado que no escalara hacia una guerra total mediante la conducción de ataques nucleares de precisión contra los centros de poder y las fuerzas enemigas. Moscú temía que las «opciones selectivas» favorecieran una guerra nuclear y reforzaban la hipótesis de que Washington atacaría por sorpresa. En último lugar, la conducción de operaciones psicológicas estadounidenses contra la URSS. Iniciadas en febrero de 1981 (un mes después de la llegada de Reagan a la Casa Blanca y tres meses antes de lanzar RYAN) estas actividades comprendían un incremento de los vuelos de reconocimiento o la presencia de buques para monitorizar las comunicaciones enemigas cerca de la URSS, e incursiones aéreas dentro de su espacio para descubrir fisuras e identificar las vulnerabilidades de sus sistemas de alerta temprana y defensa aérea. Un mes después, Reagan autorizó las operaciones tras la brecha GIUK (Groenlandia, Islandia, Reino Unido) y en los mares Báltico, Negro, Noruego y de Barents para negar el control del mar a la flota soviética y obligarla a replegar los submarinos lanzamisiles (SSBN) a las costas rusas y el mar Negro. Estas demostraciones de fuerza se acompañaron del ejercicio aliado Magic Sword North, que motivó el despliegue de dos portaaviones estadounidenses al Báltico. Estos movimientos revelaban la capacidad americana para proyectar fuerzas aeronavales cerca de las costas soviéticas sin oposición, pues eludían sus sistemas de observación y superaban sus defensas. El Kremlin estimaba que estos elementos podían sugerir que Washington estaba preparándose para atacar. No obstante, existían voces dentro del Ejército Rojo, la KGB y los servicios secretos del Pacto de Varsovia que consideraban excesivo este miedo y peligrosa esta paranoia, porque una falsa alarma podría motivar un contraataque preventivo. Esta preocupación no era infundada: el temor a un ataque preventivo estadounidense siempre estuvo presente en el pensamiento militar soviético4. Condicionado por la debacle de 1941, la vulnerabilidad de los silos de misiles, el tiempo requerido para completar su ciclo de lanzamiento y la limitada efectividad de sus sistemas de mando, control y comunicaciones (C3) para garantizar la capacidad de contragolpe, Moscú siempre imaginó que Washington atacaría primero y que la única opción de sobrevivir


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