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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 916

las fuerzas de segundo escalón y la retaguardia naranja, que se realizó el 11 por la mañana con el empleo de un centenar de armas nucleares contra blancos naranjas situados en los países satélites. El ejercicio terminaba el 11 por la tarde con el cese de las operaciones. Para Moscú estos indicios sugerían que Washington podía aprovechar las maniobras para encubrir los preparativos de un primer golpe atómico contra la URSS. Puso en plena disponibilidad operativa al Ejército Rojo y se preparó para un ataque preventivo: se suspendieron todos los vuelos excepto los de reconocimiento, para garantizar la máxima disponibilidad de aviones para las hostilidades, y se desplegaron proyectiles atómicos a la primera línea de frente. Dos escuadrillas de SU-24 fueron armadas con bombas nucleares y esperaban la orden de despegue; 75 misiles RT-21M fueron desplazados a sus puntos de lanzamiento en Europa oriental y varios misiles intercontinentales UR-100N fueron puestos en alerta y sus jefes recibieron los códigos de lanzamiento; los SSBN de la Flota del Norte pusieron rumbo al Ártico, a sus posiciones de lanzamiento, y el jefe de Estado Mayor de la Defensa transfirió 36  REVISTA EJÉRCITO • N. 916 JULIO/AGOSTO • 2017 su centro de mando a un búnquer subterráneo para coordinar las operaciones. El mismo día en que finalizaban las maniobras, el ministro de Defensa Ustinov acusó a Washington de «…imprudente y temerario al dirigir el mundo hacia una catástrofe nuclear … porque estas acciones habían sido lo suficientemente realistas como para situar a la URSS en alerta máxima»16. Dos días después, Washington descartaba que pudiera desatarse una guerra nuclear por un error de cálculo e ignoraba «…qué pudo convencer a los soviéticos de que un ataque estadounidense era inminente»17. Asumiendo que había sido una operación de propaganda orquestada por Moscú para evitar la llegada de los Pershing, Washington mantuvo sus planes iniciales y situó cerca de Stuttgart sus misiles el 23 de noviembre. En este sentido, no parece raro que el Kremlin continuara temiendo un ataque preventivo y RYAN permaneciera siendo decisiva hasta el fallecimiento de Andropov, en 1984, prioritaria en los planes de trabajo del Pacto de Varsovia hasta la retirada de los misiles en 1986 y se mantuviera abierta hasta noviembre de 1991, un mes antes de la desaparición de la Unión Soviética. El presidente Reagan recibe a Oleg Gordievsky, agente doble que informó sobre RYAN, en el Despacho Oval


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