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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 916

Geografía e Historia REVISTA EJÉRCITO • N. 916 JULIO/AGOSTO • 2017  57  del río León», de mayor envergadura, con una gran luz, motor mecánico y que, parece ser, fue utilizado exclusivamente para transporte de bultos. Desde nuestro punto de vista actual podríamos decir que se trataba de prototipos. ¡Una obra de investigación ingenieril pionera en el mundo, con muchos años de anticipación, se ensayaba en el páramo científico de un valle perdido en la montaña por un ingeniero aislado de su mundo técnico y de un mínimo soporte industrial! Por otra parte, estas experiencias iniciales resultaron satisfactorias para el inventor. LAS INNOVACIONES TORRESQUEVEDIANAS: PATENTES DE INVENCIÓN Las innovaciones de Torres Quevedo en relación con el transbordador pueden sintetizarse, a nuestro juicio, desde diferentes puntos de vista: • Desde el punto de vista de la finalidad. Su concepción y realización para transporte de personas, es decir, como servicio público por primera vez en el mundo. Hasta Torres Quevedo solo existían como medio de transporte para materiales. • Desde el punto de vista de la ingeniería. El uso de un sistema múltiple de cables soporte liberando los anclajes de un extremo que sustituye por contrapesos; de este modo logra que la tensión en los cables soporte y cables carriles, se mantenga constante, independientemente de la carga, de la posición de esta a lo largo del recorrido y de que se rompa uno (o más) de los cables. En esta hipótesis de rotura de un cable aumentaría la flecha de la trayectoria, pero los restantes cables continuarían sometidos a la misma tensión. Así se logra un aprovechamiento óptimo de la capacidad resistente de los materiales, se reduce el coste y se obtienen mejores coeficientes de seguridad. Brillante solución. • Desde el punto de vista psicosocial y técnico. El logro de unas condiciones de seguridad verdaderamente ejemplares que se pondrían de manifiesto 20 años más tarde, en sus éxitos finales con los transbordadores del Monte Ulía en San Sebastián, 1907, y del Niágara en Canadá, 1916, que sigue en funcionamiento desde entonces sin que se haya producido un solo accidente o incidente reseñable. Los ensayos primiciales iguñeses tuvieron lugar entre los años 1985 y 1987. Satisfecho con el éxito de su invención, solicitó, en su condición de residente en Portolín, patente de invención en España el 17 de septiembre de 1897, con el título «Un sistema de camino funicular aéreo de alambres múltiples». Solicitó también títulos (certificados) extranjeros correspondientes a la patente española en Estados Unidos, Austria, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. PRESENTACIÓN SIN ÉXITO EN SUIZA Suiza, por sus peculiaridades geográficas y por el turismo de montaña en auge por aquellas Telekino, primer control remoto de Torres Quevedo


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