La estancia de varios años en Barcelona le sirvió para profundizar en sus estudios históricos navales y en su vocación literaria. Aprovechando un pequeño período vacacional, el 15 de octubre de 1924 contrajo matrimonio con María de los Ángeles Salvetti y Sandoval, descendiente de Jorge Juan y nacida en Alicante, regresando rápidamente a la base para continuar con los ejercicios de Aerostación como piloto de dirigible. En 1928 finaliza su actividad en la Aeronáutica Naval y da comienzo una nueva etapa con destino en el Ministerio de Marina, asignado al Museo Naval. Ese mismo año fue nombrado comandante de la carabela Santa María. Su mayor preocupación era su proyecto de reconstrucción, que le llevó a escribir El primer viaje de Cristóbal Colón, una maravillosa obra de arqueología naval fruto de años de investigación recorriendo museos y archivos por Europa, con el fin de que la nueva Santa María fuese una reproducción fidelísima hasta en sus más mínimos detalles. Tras este éxito indiscutible se le nombra subdirector del Museo Naval, hecho que va a determinar su futuro hasta el final de su vida. La incesante actividad creadora vitalizó y transformó su idea de museo: «… la importancia de un museo —solía decir— no se da por el número de piezas, sino por la calidad de sus prendas y su historia… un museo es un organismo vivo…». Consideraba primordial convertirlo en un verdadero centro de investigación de estudios náuticos. En el año de 1936 se celebra el centenario de la medición del meridiano de Quito, y el Gobierno de la nación le encarga una obra sobre la actuación española en estas tareas, en la que habría de reflejar la gran aportación de Jorge Juan y Ulloa, nuestros sabios compatriotas españoles, tarea que revirtió en una de sus obras más importantes: Los Tenientes de Navío Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa y de la Torre-Guiral y la TEMAS GENERALES 2017 47
REVISTA_GENERAL_DE_MARINA_JUL_2017
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