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REVISTA_GENERAL_DE_MARINA_JUL_2017

TEMAS GENERALES alto bordo con velas cuadras. Por tanto, su instalación permitió construir barcos de más eslora y con más aparejo para poder ceñir mejor al viento. Sin duda, se convirtió en un instrumento realmente eficaz cuando los cambios en las formas del casco y en el aparejo se habían llevado a cabo. Como hemos señalado, a mediados del siglo XIII el timón de codaste ya estaba ampliamente difundido por el Mediterráneo. Sin embargo, haciéndonos eco de la discusión en torno a su aparición, cabe señalar que en la Catedral de Winchester existe un bajorrelieve de 1080 que representa un barco con un timón muy parecido. En todo caso, la invasión de Inglaterra pocos años antes por Guillermo I, duque de Normandía, fue llevada a cabo por barcos dotados todavía con remo-espadilla, tal como aparecen representados en la tapicería de la reina Matilde en Bayeux. Björn Landström, en su libro El Buque, presenta el dibujo de un tríptico del siglo XII de la Iglesia de Skang, al sur de Suecia, en el que aparecen, sin lugar a dudas, tres barcos con timón de codaste. Las cocas hanseáticas lo utilizaban mucho antes de que fueran de uso común en el Mediterráneo; por ello, este autor considera probable que un barco báltico lo introdujera en el Mare Nostrum, de manera que genoveses y venecianos lo adoptaron prontamente, aunque estos últimos lo combinaron con el remo hasta que se convencieron de que no era necesario. Las especulaciones sobre su origen no acaban aquí porque en una de las 99 miniaturas encontradas en un manuscrito árabe en la Biblioteca Nacional de París, fechado en el año 634 (1237 de la era cristiana) y firmado por Yayha ibn Mohamoud, aparece una nave con timón central. Es, por tanto, posible que este apareciera de un modo simultáneo en el norte de Europa y en el golfo Pérsico (al-Hariri era natural de Basra, más conocida por Basora) y que de allí se difundiera hacia el Mediterráneo. Independientemente de las polémicas relacionadas con su origen, lo cierto es que los constructores navales debían tener un importante conocimiento técnico en la ubicación, sujeción y equilibrado del timón para que la mar no pudiera arrancarlo. La importancia de este hecho queda patente en el primer viaje de Colón. La nao y las dos carabelas tuvieron, en su primera etapa hacia las islas Canarias, un anticiclón de las Azores que propició un viento fresco en dirección sur, siempre favorable a los tres buques, pero que al mismo tiempo puso a prueba la solidez de sus timones de codaste. El 6 de agosto de 1492, «saltó o desencajase el gobernalle de la carabela Pinta donde iba Martín Alonso Pinzón a lo que se creyó y sospechó por la industria de un tal Gómez de tivo de cokingi (gente de coca). No obstante, las primeras alusiones como tal embarcación son del siglo XII, con los vocablos kogcho y kocho. ORTEGA VILLOSLADA, Antonio: «La coca en el intercambio mercante Atlántico-Mediterráneo». Anuario de Estudios Medievales (AEM), 38/1, enero-junio de 2008; pp. 429-444. 2017 59


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