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REVISTA_GENERAL_DE_MARINA_JUL_2017

RUMBO A LA VIDA MARINA Los exégetas partidarios de la interpretación literal de la Biblia se empeñaban en un imposible; en un absurdo biológico porque ninguna ballena pudo tragar a Jonás ya que, tendrán boca enorme o lo que sea, pero por su angosta garganta no cabe presa mayor que un arenque. Los cetáceos de barbas son filtradores de agua. Nada más. (Foto de Jon Arrázola, a quien agradecemos la gentileza). Jonás fue una manera ideal de referirse a la muerte de Cristo y a su resurrección acaecida tres días después. Y todos sabemos que sí, que las ballenas tienen la boca muy grande, desmesurada, todo lo que queráis, pero que son animales filtradores de agua y que por su angosta garganta lo más que pasa es un arenque. Y que su comida preferida es el krill, que aún es más pequeño. El 13 de abril de 1867 el Scotia navegaba con mar en calma y brisa moderada, según nos cuenta Julio Verne en su admirable novela 20.000 leguas de viaje submarino. Sin previo aviso, fue embestido por un atacante desconocido, produciéndose en el casco serios daños que hubieran hecho zozobrar la nave de no ser porque, en un alarde de modernidad, había sido construida con siete compartimentos estancos que le permitieron mantenerse a flote y, tras poner el trapo al pairo, volver a Liverpool valiéndose de la tracción de las ruedas semihundidas. Ya en dique, la sorpresa fue mayúscula: quien fuera el 2017 81


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