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REVISTA GENERAL DE MARINA AGO SEP 2017

teRceR centenaRio de la cReaciÓn de la Real coMPaÑÍa... —señor christian… —señor Bligh… (5). gracias al cine de género bélico he revivido muchísimas experiencias de la Escuela naval, dada su naturaleza de centro de formación militar, y paradójicamente la película que menos creíble me ha resultado se rodó en su interior. Me refiero a la versión de botón de ancla del Dúo Dinámico, concretamente a la escena en la que dos guardiamarinas, ataviados con el uniforme blanco completo, bailan y cantan por la explanada de la Escuela ahí en el cielo. En el muy hipotético caso de que se hubiera producido una situación similar, a buen seguro que habrían sido reprendidos bien el profesor de servicio, bien por el comandante de la guardia a la voz de: —¡caballeros, dejen de hacer el conacho! Palabro este último que constituye un ferrolanismo sumamente desagradable, no por su etimología galaica, sino por su semántica procaz. Pese a los rigores del régimen interior y el presumible aislamiento en que vivíamos, los aspirantes éramos conscientes de la realidad social de nuestra Patria y sabíamos que en aquellos años 80 se estaba viviendo una de las páginas más negras de la reciente Historia de España, que afectó especialmente a las rías gallegas. A finales de la década, la Escuela naval empezó a utilizarse como depósito de decomiso de las lanchas planeadoras incautadas a los narcotraficantes. también era frecuente que en nuestras salidas de franco a Pontevedra nos topásemos con yonquis o toxicómanos y, si bien resultaban inofensivos, no resultaba tranquilizador saber que en pocos años nos encontraríamos con algunos de ellos en las unidades de la Armada —todavía le quedaban unos cuantos lustros al servicio militar obligatorio—, lo que sin duda nos llevaría a tener que lidiar con situaciones nada agradables. En 1990, el desparecido y polifacético artista tino casal había descrito perfectamente la sinrazón de aquella época en su canción Histeria: «otro viernes más tendré que salir, no has vuelto a llamar, no sé a dónde ir. qué asco de ciudad, menudo movidón, no sé qué poner (5) El sagaz lector se habrá dado cuenta de que me refiero al motín de la bounty. 2017 387


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